LONDRES. La frase emblemática en la entonces campaña presidencial de Bill Clinton: “¡Es la economía, estúpido!”, podría ser la editorial con la que se sintetizan los resultados de las elecciones parlamentarias de Gran Bretaña.

 

Los crecimientos de la producción durante los últimos dos años, el descenso del desempleo a niveles no vistos en ningún país europeo (6%) y el miedo a la etiqueta de Ed-red (Edward Miliband, el rojo), quien para David Cameron se convertiría en el destructor de su obra económica en caso de la victoria del laborista, contribuyeron a derribar la posibilidad de un cambio.

 

Algo más, el empate anunciado por las encuestas horas antes de la elección fue roto por el llamado voto estratégico. En Gran Bretaña no es suficiente contar con el mayor número de votos (absolutos) porque en realidad ocurren 650 votaciones mutuamente excluyentes. Cada uno de los 650 distritos electorales mantiene un cara a cara (los dos partidos que las encuestas dan favoritos previo al día de la elección) en el que solo gana uno. Ayer, el partido de David Cameron ganó 316 batallas (estimación de encuestas de salida elaboradas por la cadena de televisión BBC) frente a 239 de los laboristas.

 

En efecto, los británicos votaron ayer para elegir a los 650 miembros del Parlamento y decidir el signo del nuevo Gobierno en unos comicios marcados por la incertidumbre, con los dos principales partidos, el Conservador y el Laborista, prácticamente empatados a lo largo de las seis semanas de campañas.

 

Los colegios electorales abrieron a las 7 de la mañana y cerraron a las 10 de la noche en un día laborable.

 

La jornada electoral se vivió sin ningún incidente en sus primeras horas, con los ciudadanos más madrugadores que acudieron a votar antes de incorporarse a sus puestos de trabajo y con los líderes de los principales partidos que cumplieron también a primera hora su cita con las urnas.

 

El jefe del Gobierno británico y líder del Partido Conservador, David Cameron, de 48 años y que aspiraba a la reelección, votó en su circunscripción electoral de Witney (Oxfordshire), acompañado de su esposa Samantha.

 

Cameron, antes de depositar el voto, difundió un vídeo en su cuenta en la red social Twitter en el que animó al electorado a votar a los “tories”.

 

“Si quiere evitar que Ed Miliband y el SNP (Partido Nacionalista Escocés) lleguen al poder y destruyan nuestra economía, si lo que busca es un Gobierno fuerte y estable para el Reino Unido, y si le gustaría que vuelva a trabajar este próximo viernes, manteniendo nuestro plan económico para el país, es importante que vote al Partido Conservador”, dijo Cameron.

 

Su principal contrincante en estas reñidas elecciones, el líder del Partido Laborista, Ed Miliband, de 45 años, votó en su circunscripción en Doncaster North, en el norte de Inglaterra, acompañado por su mujer, Justine Thornton.

 

Miliband también pidió, poco antes, el apoyo para su partido en un mensaje en Twitter: “Hoy es el día en el que pueden votar por un Gobierno laborista que luchará y defenderá a los trabajadores, pueden votar para dar prioridad al sistema sanitario (NHS) y a su familia”.

 

Nick Clegg, viceprimer ministro y jefe de filas del Partido Liberal Demócrata, de 48 años, votó a media mañana en Sheffield (centro de Inglaterra) acompañado por su esposa, la española Miriam González.

 

Pero el más madrugador fue Nigel Farage, de 51 años, del Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), el primero en acudir a votar en la circunscripción electoral de South Thane (Kent), y lo hizo solo, sin la compañía de su esposa, a diferencia de sus contrincantes.

 

En Escocia, donde tras el referéndum celebrado en septiembre se esperaba una gran movilización del electorado nacionalista, la líder del Partido Nacionalista Escocés (SNP), Nicola Sturgeon, se mostró confiada en que su formación logrará en estas elecciones una influencia sin precedentes en el Parlamento del Reino Unido.

 

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La frialdad de los números

 

El Partido Conservador del primer ministro británico, David Cameron, es la formación que ha obtenido el mayor número de escaños, 316, en las elecciones celebradas en el Reino Unido, según un sondeo a pie de urna de la cadena BBC.

 

La consulta, divulgada al cierre de los colegios electorales, sobre las 10 de la noche (4 de la tarde tiempo de México), señala además que los laboristas de Ed Miliband habrían logrado 239 asientos, seguidos del Partido Nacionalista Escocés (SNP), con 58 escaños.

 

Los nacionalistas escoceses sacarían casi todos los asientos -59- reservados para Escocia en la Cámara de los Comunes.

 

El Partido Liberal Demócrata, del viceprimer ministro Nick Clegg y socio de los conservadores en la última legislatura, se ha quedado en cuarto lugar, con 10 escaños, una fuerte caída frente a los 56 que habían sacado en las elecciones generales de 2010.

 

Los galeses de Plaid Cymru, según el sondeo a pie de urna, obtendrían 4 escaños, mientras que el eurófobo Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP), se queda con apenas dos.

 

En uno de los comicios más impredecibles de los últimos años en el Reino Unido, los británicos votaron para renovar los 650 escaños de la Cámara de los Comunes del Parlamento de Westminster.

 

Los sondeos sobre intención de voto publicados durante la campaña electoral han mantenido en un empate a los dos principales partidos del Reino Unido, el Conservador y el Laborista, los únicos con posibilidades de formar Gobierno según el sistema electoral del país, de mayoría simple a una sola vuelta.

 

En caso de que ni los “tories” ni los laboristas consigan la mayoría necesaria para gobernar en solitario, se verán forzados a negociar una coalición o pactos con fuerzas minoritarias.

 

En el sistema británico, gana en cada circunscripción electoral el candidato con más votos y a nivel nacional el partido con más escaños, con 650 en liza, por lo que se necesitan 326 asientos para que una formación obtenga la mayoría absoluta.

 

Esta mayoría podría quedar reducida a 323 si no se cuentan los escaños del partido republicano Sinn Fein, cuyos diputados no acuden a los Comunes porque se niegan a prestar juramento de lealtad a la reina Isabel II -requisito imprescindible para ocupar el escaño-, ni el del presidente de la cámara baja.

 

En caso de que ninguna de las dos principales fuerzas obtenga la mayoría necesaria para gobernar en solitario, el Reino Unido se quedaría en una situación que en el Reino Unido se conoce como Parlamento “colgado” o bloqueado (“hung Parliament), la ausencia de un partido que controle los Comunes. Fausto Pretelin con información de agencias

 

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