Los niveles del consumo de alcohol en México se encuentran entre los más bajos de la OCDE y más bien se han mantenido estables durante los últimos 30 años, señala el más reciente reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, “Atacar el consumo nocivo del alcohol. Economía y Política de Salud Pública”.
En el marco de la presentación del estudio, que se llevó a cabo en París, Francia, el organismo internacional informó que en 2012 el consumo promedio en México fue de 5.7 litros de alcohol puro por persona, muy bajo en comparación con un cálculo de 9.1 litros en la OCDE.
Sin embargo, acusa que México no ha restringido la venta de bebidas alcohólicas en las gasolineras, señala con preocupación el estudio.
“En comparación con otros países de la OCDE, México aplica un extenso conjunto de regulaciones jurídicamente vinculantes a la promoción de productos alcohólicos y para regular las bebidas alcohólicas dentro y fuera de los negocios y establecimientos expendedores”.
El problema del país es que es uno de los pocos donde los límites de la concentración de alcohol en la sangre (CAS) para la población en general se determinan a nivel estatal. En un número importante de estados, el nivel de alcoholemia (CAS) se fija en 0.08%; que es superior al establecido en muchos otros países de la OCDE (en 36 de los 40 países evaluados se aplica un nivel máximo de alcoholemia inferior a 0.05%).
En su reporte, la OCDE apunta que si bien en lo general el consumo de alcohol ha disminuido en los países que la integran, esta baja en el consumo no se ha generalizado en los países emergentes con los jóvenes y las mujeres como la principal fuente de preocupación del organismo, quienes empiezan a beber desde edades más tempranas y comienzan a mostrar un incremento en sus hábitos de riesgo.
“Esa tendencia nos preocupa porque algunas de las consecuencias negativas asociadas a un importante consumo de alcohol, como incidentes de tránsito y violencia, regularmente afecta a otras personas además del bebedor, representando una importante carga a las enfermedades asociadas con el consumo”.
Además empezar a beber desde la juventud, regularmente conduce a seguir bebiendo durante la edad adulta, acelerar la aparición de enfermedades relacionadas con el alcohol y a desarrollar una adicción al alcohol, lo que puede representar un riesgo para la vida laboral de una persona que regularmente sea exitosa.
La organización encontró que la aplicación de políticas públicas pueden tener el efecto de reducir el consumo alto en las personas, tanto de manera regular como por episodios, hasta en 10%; hacia el futuro este tipo de medidas podría impactar en que los bebedores frecuentes redujeran su consumo voluntariamente hasta en 10%.
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