Este fin de semana, el canal de televisión Lifetime estrena en Estados Unidos la esperada cinta biográfica sobre Donatella, House of Versace.
El canal que convierte la vida de las estrellas en amarillismo televisivo ha puesto toda la carne en el asador para novelar la vida de Donatella Versace, intepretada por Gina Gershon, (Showgirls, 1995, y Bound 1996) y demostrar el poderío de la signiora de la casa de la medusa.
La biopic está basada en el libro House of Versace: The Untold Story of Genius, Murder, and Survival, de la periodista del Wall Street Journal , Deborah Ball, y aunque la mansión de la Medusa ya se desligó totalmente de ambas obrasla película, desde antes de su estreno, ya ha conseguido erigirse como el placer culpable de la temporada con tintes trash. Y es que en tan sólo 20 segundos del tráiler promocional se ve a Donatella en plan diva fumando, inhalando coca, taconeando furiosa, cacheteando a las modelos, maltratando a unas transeúntes que la miran y, por supuesto, a Gianni arrodillado besándole la mano. Todo, al ritmo febril de I am God de Kanye West.
Cuando Gianni fue asesinado el 15 de julio de 1997- interpretado en la película con un parecido asombroso por Enrico Colantoni-, el negocio de la casa Versace estaba valorado en 807 millones de dólares con 130 tiendas repartidas por el mundo.
Así, parte de la trama de la cinta acontece durante el máximo esplendor del imperio Versace. La creación de las supermodelos, desfiles de ensueño y fiestas interminables para un imperio. Pero la muerte del diseñador a los 50 años significó un cambio de rumbo en la casa.
Gianni legó su 50% de la compañía a su sobrina de, en ese entonces, 11 años Allegra, la hija de Donatella fruto de su matrimonio con el ex modelo Paul Beck. Al otro hijo de Donatella, Daniel, le cedió su colección de arte y a su pareja durante tres décadas, Antonio D’Amico (interpretado por Steffano DiMatteo), un sueldo vitalicio y la posibilidad de utilizar sus casas.
Como buena telenovela, House of Versace tiene su gran parte de drama con el hundimiento económico que, tras el testamento, dio pie a las luchas por llevar a la firma a flote.
Su hermano Santo, la cabeza comercial de firma (interpretado por Colm Feore) y la tía Lucía (Rachel Welch) son parte de este momento en el que se dio la subasta de picassos, el cierre de tiendas y en el que la propia Donatella luchó contra su adicción en una clínica de desintoxicación.
Hay que esperar el estreno de este sábado para saber si los autores incluyen los aspectos de la anorexia de Allegra y sus intentos por ser actriz y que ahora, a los 27 años, ya forma parte del consejo de administración y trabaja junto al equipo de diseño de la Casa Versace. O los intentos de Donatella para revitalizar la firma –ya sea con colaboraciones con H&M, reinventando Versus junto a J. W. Anderson o aceptando las letras que le dedica su amiguísima Lady Gaga–, y por supuesto, los rumores de una nueva venta de participaciones de la firma a Qatar Holdings. Agencias