El secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, estaba eufórico. Iba a ser, digamos, una madrugada inolvidable. El champaña estaba dispuesto; los brindis a punto y la emoción del momento contagiaban a todos…

 

Iban a presenciar el lanzamiento del satélite mexicano Centenario a las 00.47 horas, tiempo de México. Estaban en el Centro Satelital Mexicano de Hermosillo, Sonora Mark Spiwak, presidente de Boeing Satellite Systems International, Inc., James Krame, Vicepresidente deInternacional Launch Services (ILS), funcionarios de la SCT, consejeros del Instituto Federal de Telecomunicaciones así como miembros de la Agencia Espacial Mexicana

 

Hubo tiempo para levantar la copa y brindar por el éxito de la operación: “Este motivo tan especial, una noche sin duda diferente, subrayar que no todas las noches se lanza un satélite, pero creo que lo importante de esto es más que una cuestión espacial y más que una cuestión mágica podríamos decir porque realmente es tecnología, es ciencia, es cuestión de escapar un poco al conocimiento común…”, dijo al brindis Ruiz Esparza. Todos aplaudieron.

satelite_cuartoscuro
Foto: Cuartoscuro

 

Y agregó que el objetivo primordial de las tareas que realizaría Centenario una vez puesto en órbita serían: “La enseñanza, el conocimiento, la comunicación y, desde luego, la seguridad nacional…” He ahí la nuez en la que se encierra la verdadera tragedia: la seguridad nacional.

 

El satélite Centenario que iba a ser colocado en la posición orbital de 113 grados de longitud Oeste sobre el Ecuador, estaba diseñado para que operara en la banda de frecuencia “Banda L”, que tiene condiciones técnicas para comunicaciones móviles entre personas, pero sobre todo para transportes terrestres, buques y aeronaves…

 

“Contará –se decía en voz baja– con comunicaciones de vanguardia tecnológica, resistentes, confiables y flexibles, aun en climas adversos, a fin de que las instancias de seguridad nacional puedan optimizar su atención a las vulnerabilidades y riesgos que enfrenta el país…”

 

Esto es: La naturaleza del satélite era la de facilitar el acceso a sistemas de intercomunicación e internet en zonas aisladas de México y parte de América Latina, pero su principal aplicación era la de la seguridad nacional en las comunicaciones militares. Su vida útil sería de 15 años.

 

Que sea a través de sistemas mexicanos satelitales como se garantice la seguridad del país, tanto interna como externa; su utilidad tiene que ver con el movimiento de riesgos y la prevención de agresiones tanto del crimen organizado como por parte de intervenciones exteriores… El satélite Bicentenario ya se ocupa de parte de estas tareas, pero es insuficiente…

En estrategias y operaciones a pie de tierra y en mar y aire, el gobierno mexicano depende en mucho de la información interesada que le proveen agencias y agentes estadounidenses. Centenario era la oportunidad de hacerse de esta información propia y para uso propio.

 

O por lo menos eso es lo que se quería. Y para que funcionara de manera eficiente se le pidió a la empresa constructora Boeing Satellite Systems meticulosidad. Esto hizo que el primer intento de lanzamiento el 29 de abril pasado se pospusiera para la madrugada del 16 de mayo. Para transportar al satélite mexicano se escogió a la empresa rusa International Launch Systems, que utilizaría como vehículo a una nave Protón desde el cosmódromo Baikonur, en Kazajistán…

 

“En este nuevo gobierno les advertimos que era un riesgo, que era muy fácil que pudiera suceder un accidente porque es un cohete [Protón] muy viejo que actualizaron y ha tenido una historia de fallos impresionante. Desafortunadamente no quisieron cambiar la dinámica con la compañía lanzadora, estaban confiados en que había un seguro, pero ahorita la pérdida es impresionante porque se van a tardar en que esta empresa vuelva a lanzar un año”. Habla Fernando de la Peña Llaca, presidente de la Agencia Espacial Mexicana.

 

Y sí, en efecto, los cohetes Protón-M de fabricación rusa tienen una larga historia de fracasos costosos, tres recientes por lo menos. La Secretaría de la Función Pública deberá revisar los protocolos y las responsabilidades.

 

Al caer Centenario y desintegrarse por la atmósfera, se caen también 390 millones de dólares de su costo más la inversión en tiempo de una gran cantidad de técnicos y científicos mexicanos involucrados en la operación así como infraestructura e insumos y México queda prácticamente desprotegido en funciones propias de inteligencia y seguridad nacional para los que estaba destinado el satélite.

 

El secretario Ruiz Esparza dice que hay un seguro con cobertura amplia que cubrirá esta suma. ¿Hay correlación entre la pérdida económica y la pérdida en comunicaciones y seguridad nacional?

 

Cuando llegó el momento del despegue de Centenario, tanto el secretario como los ahí presentes se pusieron de pie para observar el lanzamiento desde una gran pantalla dispuesta ahí. El conteo regresivo comenzó. Despegó el cohete. Aplausos. 8.1 minutos después se perdió contacto con la nave. Rostros tensos. Miradas de unos a otros interrogantes…

 

International Launch Services informó que a los 490 segundos del despegue y a 161 kilómetros de altura, una falla durante la tercera etapa del lanzamiento provocó la caída del cohete en Siberia: Centenario se había desintegrado.

 

No más champaña.