Algunos ya están de vacaciones. Los más, tendrán días de asueto a partir de mañana lunes y otros, desde el jueves. En la medida que se ha reducido el porcentaje de quienes dedican estos días a la meditación y práctica del culto religioso, la Semana Santa es sinónimo de vacaciones.

 

Si no se es miembro del CNTE, SME, Antorcha Campesina y otros profesionales del paro, y no forma parte del Congreso de la Unión, (ellos gozan de vacaciones pagadas casi permanentes) estos días significan un cambio en la rutina diaria: tal vez la visita a alguna playa con la familia, o, si vive en el interior de la república, una excursión a la capital, donde podrá gozar de circulación fluida en todas partes, visitar museos, ir al teatro, o simplemente quedarse en casa y gozar, como decía el inolvidable Renato Leduc, de “la dicha inicua de perder el tiempo”.

 

Y qué mejor que tener frente a sí varios días libres, y un tambache de libros bajo el brazo, y disfrutar, junto con el descanso, de uno de los mayores placeres de la vida, que es sumergirse en un buen libro. Aquí, algunas opciones:

 

“La Tregua” de Mario Benedetti. Una de las joyas del escritor y poeta uruguayo. Un libro de lectura fácil, pero profundamente emotiva, sobre todo para quienes están en vísperas de entrar al otoño de la vida.

 

Si quiere que todos lo volteen a ver pensando que perdió la razón al escuchar sus carcajadas solitarias, seleccione alguna de las muchas novelas de Jorge Ibargüengoitia. “Maten al León”, “La Ley de Herodes”, “Dos Crímenes” o la genial “Las Muertas”. Es la historia novelizada de “Las Poquianchis”, y si se acuerda de ellas, o no sabe quiénes son, con más razón tiene que leer este libro.

Dando por cierto que la juventud es la única enfermedad que se cura con los años, y que no puso mucha atención en la prepa a los cursos de literatura mexicana, es hora de redescubrir a Juan Rulfo, el más grande autor mexicano del siglo XX. El maestro Rulfo escribió poco: “El Llano en Llamas”, una colección de cuentos cortos, y la obra maestra de nuestros tiempos, “Pedro Páramo”. Como nadie, le da forma a la corriente literaria latinoamericana llamada “Realismo Mágico”, de la que también forma parte Gabriel García Márquez. Si se decide por entrarle a “100 Años de Soledad”, obra cumbre de García Márquez, y en gran medida responsable del premio Nobel que obtuvo, olvídese de otro libro. Ese le bastará para Semana Santa y la de Pascua.

 

Si su afición es el espionaje, no deje de leer al inglés John LeCarré. En su género, es literatura de gran calidad, aunque por el tema, sea ninguneado por la crítica. Ahora es una buena oportunidad para leer “Tinker; Tailor; Soldier, Spy”, donde conocemos a un espía de la raza humana (ni James Bond ni Jack Bauer) que se llama George Smiley, y que es el prototipo del protagonista de la guerra fría. No sé cómo titularon la traducción, pero vale la pena el libro, y después rentar la película.

 

Es casi seguro que todos estos libros los encuentre en Gandhi, o si alguno no lo consigue, pues hay decenas de librerías pequeñas que se dedican a encontrar obras difíciles de conseguir.

 

Si lo suyo es el video, rente o compre “The Tudors”, que es la historia de Enrique VIII de Inglaterra y sus seis esposas, y también le durará la vacación entera.

 

@jorgeberry

¡Felices Pascuas!

Y así.