La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) calificó de “mediocre” el desempeño productivo de México, al considerar que en los últimos 20 años la productividad creció a un ritmo más lento que en el resto de los países asociados.

 

En su último reporte, “México, políticas prioritarias para fomentar las habilidades y conocimientos de los mexicanos para la productividad y la innovación”, este organismo internacional presidido por el mexicano José Ángel Gurría, subraya que en 2013 el país registró el nivel más bajo de productividad laboral de los 34 países asociados; esto quiere decir que la economía mexicana produjo 70% menos que la estadunidense y 60% menos que el promedio de la organización.

 

“La productividad total de los factores incluso se redujo en México en 1.4% anual en promedio entre 2000 y 2014, mientras que se incrementó en casi todos los demás países de la OCDE. Aun haciendo a un lado la crisis, el crecimiento en la productividad ha sido más débil de lo que se esperaría en un país que se encuentra lejos de la frontera tecnológica”, señala el reporte.

 

Considera que una de las razones es el bajo nivel educativo de los trabajadores mexicanos, que tampoco alcanza la media de la OCDE pues sólo 37% de la fuerza laboral tenía estudios universitarios o de bachillerato en comparación con el promedio internacional de 66%.

 

“El mediocre desempeño de México en términos de productividad puede explicarse, al menos en parte por el bajo nivel de competencias de su fuerza laboral (…) Las competencias que poseen los trabajadores con frecuencia no son las que están buscando los empleadores, 30.9% de estos informan haber enfrentado dificultades para encontrar personas con las competencias necesarias para ocupar sus vacantes”.

 

Sin embargo, señala el estudio, mejorar sólo ese aspecto resultaría insuficiente. Aún persisten algunas barreras como la falta de fomento al emprendimiento y de acceso al crédito y la falta de infraestructura y las deficiencias en los procedimientos administrativos  y regulatorios “que suman una carga considerable al costo de la comercialización”.