En el Club América se habla de que las sanciones, disposiciones y todo lo que tenga que ver con la indisciplina o comportamiento del jugador americanista está contenido y contemplado en el libro amarillo. Dicho ejemplar nunca fue tan real. El libro amarillo no es un mito, existe y, según lo visto en los últimos cinco meses, su autor es el presidente deportivo Ricardo Peláez.

 

Suena fuerte, casi autoritario, pero igual retumba como tiene que hacerlo. Pero no es ningún invento. Peléaz ha sido el primero en aceptarlo. Él es el principal responsable de lo que suceda en la institución azulcrema que, hasta el momento, cuenta un trofeo por año, pero él también ha aceptado que cuando las cosas empiecen a ir mal, la cabeza que los altos mandos pedirán será la suya.

 

Ignacio Ambriz es la última apuesta del presidente deportivo y el resultado de tal determinación ha reventado con críticas las redes sociales americanistas, que ponen en tela de juicio los argumentos que tiene Ambriz para dirigir a un equipo del tamaño de los emplumados. El presidente de la institución de inmediato alzó la voz, pidió tiempo y el “beneficio de la duda”. Justo o no,  durante su gestión, Peláez ha tomado otras decisiones que han terminado con algún trofeo en las vitrinas.

 

Nacho es una muy buena decisión. Le pido a la mejor afición de México el beneficio de la duda. Es responsabilidad mía entregarle resultados a los aficionados y creo que lo vamos a lograr. Cuando Miguel Herrera, tuve que cerrar mi cuenta de Twitter por las críticas, El Piojo no había ganado nada y salió de aquí para dirigir la Selección Nacional”, dijo a manera de ejemplo que no terminó ahí, “quién daba un cacahuate por Sambueza… y hoy es un ídolo del equipo”.

 

Peláez no miente. Eligió a Miguel Herrera y fueron campeones, luego escogió a Antonio Mohamed y la estrella 12 llegó al club; luego vino Matosas y ahí está el campeonato de Concacaf.

 

Está claro, son sus reglas, sus refuerzos. En el mundo varios equipos trabajan así en el armado de su plantel: el Barcelona, el Bayern Munich, donde la figura del presidente o director deportivo manda y arma. En América no es diferente; habrá que ver hasta dónde le alcanza.

 

“Me la voy a partir, lo prometo”: Ambriz

 

Pase lo que pase en el futuro, Ignacio Ambriz ya tendrá qué presumirle a sus nietos. Fue uno de los pocos privilegiados en el mundo de los directores técnicos en dirigir a los dos equipos más grandes del futbol mexicano: América y Chivas, y más, de hecho y hasta el momento, el único mexicano en hacerlo.

 

Por eso la sonrisa de Ambriz estaba tatuada durante la presentación como timonel americanista. El que fuera auxiliar técnico de Javier Aguirre en el Atlético de Madrid se dijo preparado para el máximo reto de su carrera, sin hacer mucho eco en su corto pasado como director técnico de Chivas.

 

“Nos vamos a partir el alma, eso prometo a la afición. Las críticas me gustan, me fortalecen, porque vengo a trabajar con mucha humildad y tengo la ilusión de que en América pueda ser Campeón”.

 

Eso sí, Ignacio tuvo que hacer frente a los cuestionamientos sobre su capacidad para llevar a buen puerto a los emplumados: “La ilusión que tengo no me la puede quitar nadie. La desconfianza es normal, todos tenemos desconfianza cuando hay algo nuevo. En ese aspecto estoy tranquilo. Vengo a trabajar con mucha humildad y pido que vean mi trabajo”.

 

Y es que las credenciales de Amrbiz parece no bastan, auxiliar de Aguirre, timonel de San Luis, Chivas, Querétaro; 11 torneos dirigidos, sólo dos Liguillas disputadas, parece demasiado poco. Ambriz tiene la misión de devolver la confianza que lo ha vuelto un privilegiado.