El próximo 7 de junio habrá elecciones en todo México, pretexto ideal para escribir sobre marketing político y del papel que juega en los procesos electorales en los que se habla de la mercadotecnia en las campañas, sin que puntualmente se pueda expresar de lo que trata. Para muchos, el marketing político es imagen y publicidad a secas y se le cataloga como tal, a cualquier pieza de comunicación que mayoritariamente se realiza sin parámetros claros.
Lo cierto es que el concepto se ha viralizado y vinculado con los principales triunfos electorales, atribuyéndole una suerte de publicidad efectiva basada en creatividad, pasando por alto que más que publicidad es la profesionalización de los procesos electorales, por lo que hay que entender que las campañas improvisadas funcionaron por años porque el sistema político así lo permitió y que hoy, cada proceso es una guerra que se gana con una estrategia clara que se define con base en diagnósticos e investigación que establecen directrices, pero sobre todo que infringen disciplina y orden en su ejecución.
Por ello, hablar de profesionalización es entender la función de cada uno de los departamentos de la campaña y asignarle las herramientas necesarias para el alcance de los objetivos área por área. Se debe partir siempre de la investigación y del análisis del entorno, para trazar un plan que nos lleve a alcanzar los objetivos por medio de herramientas que den vida a la imagen del candidato, los conceptos propagandísticos, su habilidad para expresarse en público y ante los medios, la construcción del mensaje y su difusión calculada, por mencionar algunas variables.
Se trata de establecer directrices que rigen el quehacer de todos, sin dejar de ponderar la importancia que cada una de ellas tiene dependiendo del cargo por el que se contiende y la zona electoral en cuestión, variables que determinarán las herramientas que se deberán emplear en cada elección. En definitiva, si se habla de una campaña presidencial, será fundamental darle singular importancia a la televisión, a las redes sociales y a la cobertura mediática, no así si se trata de una presidencia municipal promedio en la que entonces se deberá, quizá, dar prioridad a la agenda del candidato y a su presencia en la radio local. Todo depende de la coyuntura.
La profesionalización de las campañas, exige la incorporación de metodologías, es falso que existan recetas infalibles o estrategias que funcionen en todas las elecciones, afortunadamente hoy en México y sin importar los cargos o las zonas del país, el marketing político toma fuerza con la inclusión de consultores profesionales que orientan los procesos con indicadores claros: investigación, directriz y disciplina, eso es el marketing político, no simple publicidad.
andrea@centromktpolitico.com
Directora del Centro de Formación en Marketing Político