Tras 60 días de proselitismo, este miércoles finalizan las campañas electorales para elegir 500 diputados federales, así como nueve gobernadores, mil nueve alcaldes y 387 legisladores locales en un contexto donde predominó la guerra sucia y confrontación entre los 10 partidos políticos.

 

Los ataques entre los partidos y candidatos durante la etapa de campañas estuvieron focalizados: el PRI y PAN se enfrascaron en una guerra de spots y mutuas acusaciones de corrupción, mientras la izquierda se dividió totalmente y sus principales fuerzas, Morena y PRD, mantuvieron una disputa, principalmente, por el control político de la Ciudad de México.

 

En otro escenario, durante los 60 días de campaña, el Partido Verde Ecologista de México (PVEM), que compite en 250 de 300 distritos y en las nueve gubernaturas en alianza con el PRI, levantó polémica por el cúmulo de multas recibidas, por más de 500 millones de pesos, debido al despliegue de su propaganda.

 

Por sus reiteradas violaciones a las leyes electorales, en la plataforma Change.org más de 140 mil ciudadanos firmaron una petición para quitarle el registro al PVEM, la cual fue apoyada por un grupo de académicos y la entregaron al Instituto Nacional Electoral (INE).

 

Además, cinco partidos, con menor proyección y presupuesto, se jugarán su registro el próximo 7 de junio: Encuentro Social y Partido Humanista ganaron su registro en agosto de 2014 y su reto es obtener al menos 1.5 millones de votos en la elección federal para conservarlo.

 

A su vez, Movimiento Ciudadano, Nueva Alianza y el Partido del Trabajo también se juegan su registro el próximo domingo pues en la elección intermedia de 2009 obtuvieron menos de 1.5 millones de votos, que debido a la reforma política, ahora es el umbral mínimo de votación para seguir como partido.

 

Disputas 

 

Durante la campaña, el PRI y el PAN concentraron su estrategia electoral en atacarse mutuamente y, para ello, utilizaron diversas plataformas desde los spots cedidos por el INE, redes sociales y encuentros públicos.

 

Acción Nacional exhibió a militantes priistas, entre ellos varios ex gobernadores, en supuestos actos de corrupción con el lema Son PRIngaderas y criticó, en sus spots, la gira presidencial a Londres con una comitiva superior a las 200 personas.

 

El Revolucionario Institucional contraatacó con una estrategia similar, en una serie de spots, cuestionó al gobernador de Sonora, Guillermo Padres, de militancia panista, por la construcción de una presa ilegal en su rancho y pidió a los ciudadanos su opinión sobre los moches que diputados del PAN piden para construir escuelas y hospitales.

 

Otro de los factores que incentivó la guerra sucia fue el espionaje telefónico, por el cual, desde el principal árbitro electoral hasta candidatos de varios partidos fueron exhibidos en presuntos actos de corrupción y acciones discriminatorias.