Una opción para el periodo vacacional, es hacer un viaje al noroeste del país. Una forma de hacerlo sin desplazarse es leer “El Otro México” de Ricardo Raphael. Este es un viaje que puede acompañarlo al lugar de su preferencia mientras disfruta de una narración que parece conversación.

 

El autor se adentra en las Bajas Californias, Sinaloa, Durango y Chihuahua. Combina anécdotas y leyendas locales con las emociones que le generan la mezcla del espacio, la historia y la gente. No es un libro de historia, ni una guía para turistas. Es una combinación de relatos que describen la realidad de una parte de México. Inicia en Tijuana y termina en la paradigmática Ciudad Juárez, sin desperdiciar un solo kilómetro del trayecto.

 

Cuenta las travesías de Francisco de Ulloa y las primeras trampas de Cortés. Describe a los rusos de la región, y una visita a uno de los más importantes centros astrológicos del mundo sin obviar el placer de tomar un buen vino nacional frente al pacífico.

 

Cruza a Sinaloa donde pasa de la boyante agroindustria a la vida de Pedro Infante, y a la de Jesús Malverde, santo de narcos y bandidos. Topa con Camelia la texana, el crecimiento y la evolución de corridos y narco corridos. Introduce al narcotráfico y su rol en el desarrollo regional. El Chapo, los Beltrán, el señor de los cielos, los huérfanos, las víctimas de la guerra y las bandas de delincuentes: la Línea o los Artistas son algunos de los que comparten espacio físico y literario con artistas, conquistadores, revolucionarios, extranjeros y policías.

 

Se habla tanto de la historia del béisbol como de los principales políticos que generó la región. Intercala a los jornaleros o oaxaquitas, con Elmer Mendoza, novelista de la vida cotidiana que el narcotráfico sella en la sociedad sinaloense.

 

El autor platica la historia de chinos y menonitas, de cristeros de Durango, y de la integración de los nuevos mexicano americanos. Llega a Chihuahua y cierra con Ciudad Juárez desde la revolución hasta la narcoviolencia. De Villa a Sicilia. Pasado y presente se entretejen en una narración donde conviven los personajes con los paisajes, se mezclan semblanzas de ciudadanos, santos y narcos con sus mitos. Esta lectura genera la sensación de recorrer la zona, ayuda a entenderla. La fluidez del texto contagia las emociones del autor que impregna la descripción con su visión del mundo.

 

En el noroeste, no todo es sangre. El narcotráfico es parte de la narración pero no lo es todo. Permea la cultura local y desarrollo regional, pero prevalecen empresarios, arte, literatura, música e historia. Hay colores, olores y sabores que se mezclan con la cotidianeidad. Sociedades orgullosas a la que el centro trata de someter, cuya realidad se quiere justificar prejuicios y elementos ajenos a su pasado y su verdad.

 

Es muy distinto el análisis que se deriva de una visión integral de la historia, cultura, demografía y orografía que la que surge de los juicios de valor.

 

“El Otro México” es una lectura gratificante como una conversación al lado de un buen vino. Es además útil para tiempos electorales. En medio de la guerra, y los muertos, el texto es un extraordinario acercamiento a la región donde surgió el conflicto y sin la cual no se puede entender la magnitud del problema. No se trata de justificar el consumo o la venta de drogas ni mucho menos la violencia. Se trata simplemente de entender mejor la composición social y el origen de lo que hoy vivimos para ayudarnos a definir hacia donde queremos ir.

 

@cullenaa | Fb: La caja de espejos