Tres partidos después el Tri no pinta. México debutará, en la Copa América de Chile, el próximo viernes 12 de junio ante Bolivia, el lunes 15 se medirá al anfitrión del certamen y el viernes 19 cerrará la fase de grupos ante Ecuador. El problema es que el técnico, Miguel Herrera, no tiene un cuadro inicial claro y parece más preocupado con desenredarse del proselitismo en que se metió en la pasada jornada electoral, que seguramente, como lo dijo Eugenio Rivas, presidente de la Comisión Disciplinaria, le acarreará una sanción administrativa.

 

Así como ocurrió en la Copa América de Argentina 2011, cuando la Selección  jugó tres partidos y fue eliminado, Chile 2015 amenaza con igualar el papelón continental. Así lo pintan los partidos de preparación que los verdes tuvieron como ensayo.

 

Cierto que en el primero ante Guatemala se despacharon hasta con goleada de 3-0, pero hay que recordar la categoría del rival al que se midieron los hombres del Piojo en Chiapas, como despedida de territorio nacional.

 

Las verdaderas pruebas para el combinado nacional arrancaron con Perú, equipo ante el cual México se vio en aprietos, superado en velocidad en la zaga, en intensidad en el medio y con carente puntería en el frente. De hecho, Alfredo Talavera, bajo los tres postes, fue el héroe y lo metió en serios aprietos hasta en el puesto que parecía más clara la decisión del timonel mexicano, sobre todo después del error que cometió José de Jesús Corona en el primer gol de los brasileños, que caminando vencieron a México 2-0 el pasado fin de semana.

 

Los problemas para Herrera se multiplican. No encuentra un confiable carrilero que vaya por izquierda, la central, con todo y el liderazgo de Rafael Márquez es lenta; en la cintura, los medios se rotan y no funcionan: Güemez, El Negro Medina, Montes, Corral, Osuna, Fabián;  los volantes desfilan y el tiempo se agota.

 

Arriba no son mejores las cosas. Raúl Jiménez y Eduardo Herrera se amontonan, Esqueda nada más no despega, Vuoso no explota, Aquino no trasciende y Tecatito Corona parece demasiado joven para cargar con un equipo que, a unos días de su debut en Copa América, no tiene ni pies ni cabeza.