Mario Anguiano jugó contra el presidente Enrique Peña Nieto: el todavía gobernador de Colima operó en contra de Ignacio Peralta. Todo el aparato gubernamental estuvo al servicio del aspirante panista. Sí, el gobierno del estado le apostó al triunfo de Acción Nacional.
Obviamente defraudó a su partido, el Revolucionario Institucional; a la militancia que lo llevó al despacho que hoy ocupa y pisoteó los documentos básicos del tricolor. Claro, la declaración de principios, los estatutos y el programa de acción del PRI los convirtió en letra muerta “porque el candidato le llegó del centro”. Anguiano es visto ya como un traidor.
El primer mandatario de Colima tenía a sus gallos: había planeado varios escenarios, tenía preparadas varias fórmulas de negociación y hasta el plan E y F. Pero no le gustó que el talentoso y discreto subsecretario de la SCT fuera el abanderado. “Aquí no manda Videgaray, aquí mando yo”, se atrevió a decir en varias ocasiones. Y cumplió su promesa.
En este mismo espacio, a principios de mayo, advertimos el sospechoso nombramiento de Rafael Gutiérrez Villalobos como mano derecha de Anguiano. Lo convirtió antes de los comicios en secretario General de Gobierno, cuando todos en Colima se preguntan si el principal testigo presencial del crimen de Silverio Cavazos podría con el paquete. Es más, la clase política de aquella región del país se pregunta si tuvo que ver en el homicidio.
También dijimos en aquella columna que el operador de Anguiano está siendo investigado por lavar dinero para los hermanos Amezcua y recordamos lo que publicó El Universal, en el sentido de que el propio gobernador saliente reprobó un examen de polígrafo cuando se le preguntó sobre vinculaciones con el narcotráfico.
La dupla Anguiano-Gutiérrez hizo todo lo posible para que perdiera Peralta; no escatimó en recursos humanos y materiales. Se gastó mucho dinero en la operación anti PRI. Pero nos les alcanzó. Su plan era decirle a todo mundo, “se los dijimos”.
El joven gobernador electo hará un buen gobierno y será apoyado por la administración federal. Es decir, le taparán la boca pronto al principal opositor del ganador de la contienda.
En las oficinas de Insurgentes Norte y en la residencia de Los Pinos hacen ya un balance general de lo sucedido: en algunos casos, se la cobraron a los gobernadores por sus pésimos gobiernos; los escándalos de corrupción los hundieron; el abuso de poder fue la causa de la derrota; se equivocaron con los candidatos; aunque estaban bien evaluados en las encuestas, estaban muy alejados de la sociedad; los candidatos de enfrente eran muy buenos.
Pero en el caso de Colima, el gobernador Mario Anguiano traicionó a su partido, hizo todo lo posible para que perdiera el PRI, le metió mucho dinero a la operación anti tricolor y por eso es señalado como traidor. ¡Seremos testigos de cómo se la cobrarán!
Chiapas.- Candidatos de 12 partidos ya están en campaña en búsqueda del control de 122 ayuntamientos y 41 diputaciones locales. Todo indica que al gobernador Manuel Velasco y al senador, también ecologista, Luis Armando Melgar les irá muy bien, al entregar buenos resultados.
Puebla.- El gobernador Rafael Moreno Valle convidó una comida de festejo a los próximos mandatarios Carlos Mendoza, de Baja California Sur y Francisco Domínguez, de Querétaro. La reunión fue en Casa Puebla y también sirvió de cobijo para Ricardo Anaya, que todo indica será el próximo presidente del PAN. Claro, ahí estuvo el alcalde Tony Gali Fayad -a quien todos ven como el bueno- y los senadores Lozano, Gil y Cabeza de Vaca.
Michoacán.- Da gusto ver las imágenes del gobernador electo Silvano Aureoles y el mandatario saliente Salvador Jara, que prometieron una transición tersa y amigable. Por cierto, el cambio de poderes será el próximo 1 de octubre.
Cuernavaca.- Que no cante todavía victoria el tepiteño; nos dicen que el PRI tiene documentadas varias inconsistencias y por ello solicitó al INE que atraiga el cómputo final de la capital de Morelos. El futbolista Cuauhtémoc Blanco podría perder el partido y entregarle la pelota a Maricela Velázquez. ¿Será?, como pregunta la famosa columna de este diario.