En menos de un mes han ocurrido dos derrumbes en la misma calle del Centro Histórico: República de Perú. El primero fue el pasado 28 de mayo cuando una barda cayó en una parada del Transporte Eléctrico en la esquina con Eje Central; el saldo fue de una persona muerta y tres más heridas.

 

El segundo ocurrió ayer, en una casona ubicada en el número 48 de Allende, en la esquina con República de Perú, donde se vino abajo una parte de la planta alta del inmueble de dos niveles. El saldo fue de tres personas heridas y varias más atendidas por crisis nerviosa.

 

Ambos casos apuntan a lo antiguo de los inmuebles, falta de mantenimiento de los mismos y debilitamiento de los materiales por factores medioambientales como la lluvia y humedad. Sin embargo, las casonas del Centro Histórico representan una bomba de tiempo pues, debido a su antigüedad, muchas son de alto riesgo.

 

El Centro Histórico de la Ciudad de México tiene un área de 9.1 kilómetros cuadrados y abarca 668 manzanas, contiene mil 436 monumentos civiles, 67 religiosos, 19 claustros, 78 plazas o jardines, 26 fuentes o monumentos conmemorativos y 12 sitios con pintura mural.

 

De casas a bodegas

Aunque el Centro tiene una vocación comercial, también hay viviendas, pero éstas padecen hacinamiento, están deterioradas, presentan cuarteaduras, fueron construidas con materiales precarios e incluso hay casonas del siglo XIX y previos, de acuerdo con el Programa Delegacional de Desarrollo Urbano.

 

Dicho documento de la Secretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda (Seduvi), que data del 2008, indica que “en una parte importante del parque habitacional de la Demarcación, los problemas se derivan de la antigüedad de los inmuebles y de la falta de mantenimiento en su construcción”.

 

Pero se añade que “lo anterior se presenta particularmente en el Centro Histórico, donde existe un fuerte deterioro de las condiciones de vida de sus habitantes y usuarios, así como la descomposición paulatina y acumulada del Entorno Urbano”.

 

Este deterioro inició en 1988 con un proceso de despoblamiento originado por el deterioro de los inmuebles, la desinversión para el mantenimiento y los cambios de usos de suelo que favorecieron a comercios, oficinas y bodegas.

 

Un censo levantado por la Asociación de Residentes de la Colonia Centro en 3,840 edificios muestra que el segundo uso en la zona (después de la vivienda en 1,551 inmuebles) son las bodegas (uso presente en 1,043 inmuebles).

 

Para el comercio lo rentable de los inmuebles son las partes bajas, que se amplían quitando muros, cambiando ventanas verticales por vidrieras horizontales que permitan ver los productos y los pisos superiores se convierten en bodegas.

 

Predio en alto riesgo

 

El inmueble que ayer sufrió el derrumbe tiene esas condiciones, pues en su parte baja se identificaron una tienda de abarrotes, una mueblería, un depósito de cerveza, una reparadora de calzado y un bazar.

 

“En una zona sísmica, esta es la mejor fórmula para el deterioro: plantas bajas debilitadas por el retiro de muros y la apertura de ventanas y plantas altas con sobrecargas de peso”, advierte el Programa citado.

 

En la fachada del inmueble destaca una lona con la leyenda: “Este predio está en proceso de expropiación y protegido por ‘Estampa de San Lorenzo A.C.”.

 

Además, a un costado de la entrada, se lee: “Allende 48, Alto riesgo, urgente expropiación”. El predio contiguo, con número 46, está en estado ruinoso y al frente se advierte que está protegido por la Asociación Mexicana de Organizaciones Residentes (Amor).

 

Versiones de los vecinos indican que la vivienda ya contaba con tres dictámenes de daño estructural, por lo cual Protección Civil debía derribarla de forma controlada, pero hasta ahora el proceso no ocurrió.