Tigres no aprendió nada, nada, nada. La Copa Libertadores se le escurrió como el aguacero que le cayó en el Monumental. River Plate lo goleó 3-0 e hizo ver a los “Súper Tigres” como inofensivos cachorros. Tigres perdió porque nunca pudo salir de la desesperación, porque sus delanteros nunca tuvieron calma para matar, porque a Gignac a la hora buena se le atoró la pierna, a Sobis le falló la puntería, porque Aquino y Arévalo se equivocaron, porque una vez más, Tigres empequeñeció de visitante y terminó apabullado. River Plate presume su tricampeonato libertador. El conjunto felino se conformó con ser el tercer equipo mexicano subcampeón, junto a Chivas y Cruz Azul.

 

El primer tiempo River lo redujo a un pestañeo. Centro de Leonel Vangioni a la entrada de Lucas Alario, quien remató de cabeza y explosión del Monumental (1-0). Todo en el minuto 44, en la jugada más peligrosa de los Millonarios en el primer lapso. La única llegada con peligro al arco de Tigres, que vieron como la torrencial lluvia empezaba a mojarle las garras, despintarle las rayas y empaparle la esperanza.

 

Antes, los de Nuevo León vivió un escenario conocido, no por ser favorecido en una grada rojiblanca delirante a favor de los locales, sino por las opciones creadas. Y es que si bien el partido fue un derroche de fuerza y morder al rival, los hombres de Ricardo Ferretti fueron los que tuvieron las opciones más claras. La tuvo Sobis, pero el brasileño estuvo irreconocible, casi con dos pies izquierdos. Pero lo peor fue cuando Jürgen Damm, como en el juego de ida, escapó por derecha, entró al área y recortó a Vangoni, pero no se animó a tirar, prefirió pasar para la entrada de Gignac y, cuando se cantaba el gol felino, el francés se hizo un lío que terminó con el balón despajado.

 

En el complemento, la catástrofe la sentenció Aquino con una patada dentro del área: penalti que Carlos Sánchez anotó y cerró la cuenta Ramiro Funes: 3-0 Y Tigres devorado por unas Gallinas muy bravas, campeonas de la Libertadores.