Este próximo miércoles y jueves se conocerán tanto el informe trimestral del Banxico al segundo trimestre del año así como las minutas de la junta de política monetaria realizada en julio pasado que podrían darnos una mayor orientación del sentimiento que prevalece entre sus miembros ante la incertidumbre, especialmente cambiaria, registrada en los últimos meses. El gobernador Agustín Carstens dará una conferencia que podría ser muy interesante e importante.

 

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Queremos evaluar qué peso le da el gobernador y los miembros de la Junta de Gobierno del Banxico a una posible revisión a la baja en el estimado de inflación, la ampliación respecto a la brecha entre inflación al consumidor y al productor, así como los riesgos del inicio próximo de normalización (entre septiembre y diciembre del 2015) de la política monetaria por parte de la Fed que ha llevado al peso a registrar una depreciación de 9.5% en lo que va del año.

 

En “forma aislada”, la economía mexicana necesitaría inclusive una política monetaria flexible, ya que el segundo semestre del año camina con pasos más moderados pero con temas pendientes del gobierno federal en relación con el gasto público.

 

Pero por otro lado, si el ambiente contra las divisas aumenta y el peso mexicano vuelve a ser altamente demandado, sabemos que el Banxico actuará en consecuencia, primero a través de intervenciones más agresivas en el mercado de divisas, pero también consideramos que siempre ha sido “muy prudente” pero lógico, lo que podría generar que si la Fed decide “no aumentar su tasa de referencia en septiembre próximo”, la volatilidad en divisas continuaría y en su caso el Banxico podría decidir adelantarse a la Fed y aumentar por primera vez su tasa de referencia en 25 o 50 puntos base para ubicarla en 3.25 o 3.50%.

 

Consideramos que actuar en forma precautoria en su caso con un aumento en la tasa de interés a pesar de un crecimiento moderado de la economía mexicana sería “menos perjudicial” a no hacerlo y seguir viendo al peso con cierta “vulnerabilidad”, que aunque pudieran darse movimientos “ordenados”, en una tendencia de alza podríamos ver nuevos niveles del peso y eso sí sería más perjudicial para la confianza del inversionista así como del consumidor y el riesgo inflacionario.

 

Hoy la inflación al consumidor está en 2.74% anual a julio. Sin embargo, los precios al productor están en 3.31%, cuando a mediados de 2013 registraron un mínimo de 1.0%. Algunos componentes de riesgo para los precios al productor lo tienen por ejemplo Maquinaria y Equipo con una tasa anual del 11.61%, Minería sin petróleo del 7.44%, los Electrónicos del 7.08% y el de alimentos en 3.66%. Algunos de ellos ya con mucha sensibilidad al movimiento cambiario.

 

Por último, nuestro indicador para evaluar el riesgo de depreciación que ha orillado a la Comisión de Cambios a tomar mayores medidas se ha “despresionado” un poco, lo que significa que sus intervenciones hasta ahora han tenido una “respuesta positiva” en el mercado. Bajo varias metodologías de análisis, no es descartable que de seguir así, la moneda mexicana podría en breve probar niveles bajos en 16.00 pesos frente al dólar, sin descartar en momentos de “euforia” niveles de 15.80-15.60, eso sí, dentro de una tendencia de alza.