La economía de este país ha seguido incidiendo en el comportamiento de los mercados financieros mundiales. Hemos visto de nueva cuenta ajustes a la baja en el comportamiento de la bolsa de Shangay (y su contagio en las diferentes plazas bursátiles del mundo), misma que consideramos podría tener caídas adicionales que afecten el sentimiento de inversionistas y generen una preocupación sobre la condición real y actual que atraviesa China.

 

Revisando los estimados de crecimiento para los siguientes dos años (2015–2017), el consenso del mercado considera que el crecimiento de China irá desde 6.9% hacia 6.5% para 2017.

 

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La producción industrial crecerá por ejemplo de 6.5% a 6.1%, mientras que las ventas al menudeo se podrían estabilizar sin generar cambios positivos. La inflación seguirá baja, rondando niveles entre 1.0 y 2.5% al consumidor y la inflación al productor lleva más de 22 meses en “deflación”. El viernes pasado conocimos que los datos del sector manufacturero siguen en zona de contracción, pero sobre todo en su nivel más bajo en los últimos 77 meses (6.5 años).

 

Esto nos habla de que es muy probable que las condiciones monetarias en China sigan “expansivas”, es decir, que tanto el gobierno como el banco central sigan tomando acciones que ayuden a reactivar la economía.

 

Un menor crecimiento para una economía que demanda muchas materias primas está generando ajustes a la baja en diferentes instrumentos. El precio del petróleo se ubica en su menor nivel en 6.5 años. Hemos comentado de la posibilidad de observar algunos ajustes adicionales que podría sufrir la cotización. El cobre es otra materia prima afectada y se ubica en su nivel más bajo en seis años.

 

Es muy probable que al tercer trimestre del año, el crecimiento alcance un nivel entre 6.8 y 6.9% con una inflación cerca de 1.5–2.0% anual. Esto significa que la economía está creciendo a un menor ritmo del primer semestre del año. La necesidad de que el gobierno cumpla con su objetivo de crecimiento alrededor de 7.0% implicaría como se observa, que estarán tratando de impulsar más las exportaciones.

 

Es claro que si además quiere que el yuan chino forme parte de la canasta de divisas del FMI en septiembre de 2016, hay dos condiciones claras que tendrá que superar, primero que debe tener un mayor peso en el comercio mundial y dos una divisa más “libre”. Por ello si hoy se ubica cerca de 6.40 yuanes por dólar, en los próximos meses podríamos verlos arriba de 6.50 a 6.85 reales.

 

La bolsa de valores con todo y sus intervenciones parece que aún no termina su proceso de ajuste. Consideramos que un riesgo de baja de 5 a 10% es factible verlo en los siguientes meses. El gobierno autorizó invertir en renta variable a los fondos de pensiones de gobierno hasta en un 30%, lo que puede ayudar a dar estabilidad, aunque sea “temporal”.

 

China seguirá en el foco de los mercados y, por lo tanto, será un factor de volatilidad que podría incidir en la Fed no en términos de que afecte el inicio de su ciclo de alza en la tasa de referencia, sino más bien en una velocidad menor por ser la segunda economía en tamaño y la primera en la participación de crecimiento mundial que claramente pueden incidir en el crecimiento de la economía americana.