Las mujeres centroamericanas que emigran a México pertenecen a un mercado segmentado, segregado y racializado, preponderantemente dedicado a la economía informal y con un porcentaje importante dedicado al sexo servicio en la frontera sur, alertó Mónica Corona, representante de ONU Mujeres.

 

A pesar de que este grupo social es vulnerable y las principales ofertas laborales que tiene en Chiapas son para trabajadoras del hogar y trabajadoras agrícolas, no obstante que ganan en promedio dos salarios mínimos, una de cada dos de ellas sostiene a su familia mediante las remesas que envían a Centroamérica.

 

Uno de los problemas por atender es la falta de documentación migratoria y permiso para trabajar de los centroamericanos, algo que les afecta y pone en mayor nivel de vulnerabilidad y de violación a sus derechos humanos.

 

Por ello, propuso que se abra la posibilidad de simplificar los costos y procesos para la obtención de documentación migratoria que les permita trabajar en México pues actualmente el permiso laboral cuesta más de 20 salarios mínimos, cuando las trabajadoras migrantes perciben entre uno y dos salarios mínimos, lo que evidencia que la política migratoria no está facilitando la regularización de la población inmigrante.

 

Por ello, ONU Mujeres, junto con organizaciones de la sociedad civil, están proponiendo una serie de cambios en la política migratoria mexicana, para que tenga una visión de derechos humanos, más global y más acorde con los nuevos tiempos.

 

Los centroamericanos migran a México por padecer en sus naciones crisis económicas, precarización de la situación social y desastres naturales, y tener la percepción de que éste es un país más seguro.

 

En el caso específico de las mujeres centroamericanas, añadió la representante de la ONU en la III Semana de la Migración. “Género y migración”, realizada en la Universidad Iberoamericana, las principales actividades laborales a las que se dedican son servicio doméstico, comerciantes, trabajadoras industriales, servicios diversos y trabajadoras agropecuarias; todos empleos con muy bajos salarios y en condiciones de gran informalidad, pues la mayoría de las trabajadoras migrantes son irregulares.

 

Las trabajadoras migrantes centroamericanas tienen 28 años de edad en promedio, una de cada tres es analfabeta y más de la mitad están casadas o unidas.

 

Durante su presentación “Las trabajadoras migrantes en la frontera sur de México: recuento de una realidad invisible”, Corona alertó que México, como país de recepción, acogida y destino, tiene que realizar políticas públicas de atención a migrantes.