Las noticias externas e internas que recibimos día con día tienen un punto en común muy claro: El próximo año será un año de “austeridad” financiera tanto para gobiernos como para la sociedad en general.

 

En el ámbito internacional siguen las noticias con mayor sesgo “negativo”. La agencia Standard & Poor´s revisó a la baja la calificación crediticia de Brasil por debajo del grado de inversión, colocándola en grado “especulativo” o “bonos basura”, lo que refleja la debilidad interna y la falta de credibilidad de un gobierno que ha perdido el rumbo y que planteará un escenario de mayor incertidumbre en el mundo de las “divisas” y las bolsas de valores.

 

Standard-and-Poor

 

La brasileña, es la economía más grande de Latinoamérica seguida por México. La importancia de este ajuste en el rating soberano radica primordialmente en que muchos fondos de inversión internacionales en el mercado de deuda tienen limitaciones para poder invertir en países con grado especulativo y existe un riesgo de una mayor salida de inversiones en sus mercados.

 

Esta noticia se suma evidentemente al deterioro de economías ligadas a materias primas ante la desaceleración que viven países como China y Japón. Recientemente también leímos que países como Canadá, Brasil, Noruega, Finlandia, entre otros, están en recesión técnica con lo que queda claro que la economía mundial atraviesa por un período largo de inestabilidad y bajo crecimiento.

 

A esto le sumamos que se aproxima la decisión de la Fed para iniciar un movimiento de alza en tasas -aunque no necesariamente en esta próxima reunión de septiembre-derivado de que la economía americana crece a un ritmo sano de 2.0–2.5% con una generación de empleos promedio mensual en el año de 212 mil plazas y una inflación acotada, lo que ha traído muy presionados a los movimientos del dólar frente a las divisas.

 

Por el lado interno, el miércoles, el gobierno federal entregó a la Cámara de Diputados la propuesta del Paquete Económico 2016 que deja un claro mensaje: “La austeridad debe imperar”. El gobierno busca mantener como elemento primordial la disciplina fiscal. Sin embargo, los ingresos no serán suficientes y la deuda pública crecerá.

 

A finales de este mes viene la segunda licitación de la Ronda Uno que será primordial para evaluar la verdadera condición de la reforma energética o, en su caso, habrá que esperar mejores tiempos, lo que complicaría la condición de Pemex ante un presupuesto recortado y una necesidad de flujo importante que llevará a esta empresa a adquirir mayor deuda.

 

También se considera que un alza en las tasas de interés en Estados Unidos generará que el Banxico también tenga que incrementarlas de la misma manera o inclusive en mayor magnitud, lo que tendrá un impacto desfavorable en la deuda mexicana federal, estatal y empresarial.

 

Hoy, las empresas mexicanas están mejor posicionadas financieramente ante este tipo de eventos globales, en los que la depreciación del peso y el riesgo de alza en las tasas domésticas e internacionales generarán duras pruebas. Sin embargo, creemos que han aprendido las lecciones de crisis anteriores. Esperamos pocas sorpresas en las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores.

 

Con todo esto, queda claro que “la austeridad” será lo que impere en el gobierno y la sociedad.