La Bolsa Mexicana de Valores (BMV) cerró hoy con una pérdida de 0.52%, en línea con Wall Street, después de datos económicos y el anuncio de política monetaria de la Reserva Federal, así como por el vencimiento de contratos de futuros.

 

El índice de Precios y Cotizaciones (IPC), principal indicador accionario, se ubicó en 43 mil 565.05 unidades, con un descenso de 225.88 puntos respecto al nivel previo, presionado por la caída de Cemex, de 3.31%, así como de Grupo México, de 1.66%.

 

En una semana corta por el feriado con motivo del Día de la Independencia, la BMV reportó un balance semanal positivo de 1.33%; sin embargo, en septiembre reporta una baja de 3.13% y en el año alcanza un rendimiento de 0.48%.

 

Los índices accionarios en Estados Unidos cerraron con números rojos, de los cuales el promedio industrial Dow Jones perdió 1.74%, el Standard and Poor´s 500 bajó 1.61% y el Nasdaq terminó con descenso de 1.36%.

 

Los mercados accionarios cerraron con pérdidas después de que ayer se conoció el comunicado de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos, que mantuvo sin cambio la tasa de interés de referencia y tras datos económicos en ese país.

 

Este día también se dio el llamado Quadruple Witching Day, es decir, un periodo de vencimiento de futuros de acciones e índices, lo cual también genera volatilidad en el mercado.

 

“Consideramos que el entorno en los mercados mantendrá un escenario de volatilidad, principalmente por un panorama de menor crecimiento económico en diversos países, entre los que destaca China”, indicaron analistas de Monex.

 

Al cierre de la jornada accionaria, en la BMV se operaron 498.2 millones de títulos, por un importe económico de 15 mil 909.5 millones de pesos, de 46 emisoras que ganaron, 63 perdieron y cinco que se mantuvieron sin variación.

 

En el mercado cambiario, el peso cerró con su mayor apreciación semanal en tres meses, al avanzar 1.16% o 19.5 centavos y cotizarse en alrededor de 16.64 pesos por dólar, informó Banco Base.

 

Explicó que hoy se observó un relajamiento de la especulación relacionada con la política monetaria de Estados Unidos, y ante un incremento en la demanda por activos de mayor riesgo, lo que favoreció a las divisas de economías emergentes.