SAN SEBASTIÁN. Habitual de los filmes de Quentin Tarantino, el actor británico Tim Roth (Londres, 1961) se ha subido a la cresta de la “nueva ola” del cine latinoamericano y presenta en el Festival de San Sebastián dos títulos mexicanos que protagoniza: “600 millas”, de Gabriel Ripstein, y “Chronic“, de Michel Franco.

 

“Hay una nueva ola de cineastas fascinante, es como volver al espíritu de la ‘nouvelle vague’ francesa, esa ambición de contar historias diferentes y complejas. Me gusta formar parte de ello, simplemente estoy cabalgando la ola”, ha dicho el protagonista de Reservoir Dogs o Funny Games.

 

Ripstein, Franco, pero también el venezolano Lorenzo Vigas, que acaba de ganar el León de Oro en Venecia y compite en San Sebastián, forman parte de esta nueva generación de cineastas dispuestos a coger el testigo a Cuarón o Iñárritu, y que se producen entre ellos.

 

El propio Roth, que debutó en la dirección en 1999 con La zona oscura, planea repetir la experiencia detrás de las cámaras, con el soporte de este grupo. La relación comenzó en 2012 cuando, siendo presidente del jurado en Cannes de la sección Un certain regard, premió el segundo largo de Franco, Después de Lucía.

 

La primera película que se ha proyectado en San Sebastián ha sido 600 millas, el debut en la dirección del hijo de Arturo Ripstein, una historia “de personajes” con el tráfico de armas entre Estados Unidos y México como telón de fondo.

 

El filme representará a México en los Oscar y obtuvo el Oso de Plata a la mejor opera prima en la pasada Berlinale.

 

“Me gusta mucho la elegancia, el silencio y la quietud de la película”, ha declarado Roth a Efe. “Me pareció muy valiente, especialmente siendo su primer trabajo, me gusta mucho ser parte de ese comienzo”, añadió.

 

De hecho, también los hoy venerados Tarantino o James Gray eran debutantes cuando Roth filmó con ellos Reservoir Dogs (1992) y Little Odessa (1994), respectivamente.

 

En 600 millas, Ripstein demuestra un talento asombroso para crear momentos de tensión y de sorpresa que no dan tregua al espectador, con un estilo hiperrealista, pausado y de planos largos, muy alejado de las clásicas películas de acción y violencia.

 

En el centro de la trama, dos personajes: Arnulfo (Christian Ferrer), un joven ambicioso y sensible que se dedica a hacer trabajos de contrabando buscando la aprobación de su tío, el capo. Y Hank Harris (Roth), un veterano agente estadounidense que le pisa los talones en el marco de la operación “Fast and Furious”.

 

“Es una película de personajes en una situación límite, y lo que tienen que hacer para sobrevivir”, subraya Ripstein en declaraciones a Efe, “sin pretender simplificar un problema complejísmo como es el del tráfico de armas”.

 

“Fast and Furious” fue un operativo real, irregular y fallido de la Agencia estadounidense de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF), llevado a cabo de forma clandestina, para rastrear el envío de armas a los cárteles del narcotráfico.

 

“Es imposible para mí no estar afectado por la realidad del país en que vivo, pero mi intención no es generar debate sino contar una historia que conmueva y genere emociones al espectador”, dice el director, con una trayectoria previa como productor y guionista.

 

La otra película del grupo, que también se proyecta hoy en Horizontes Latinos, es Chronic, de Michel Franco, que compitió en la sección oficial de Cannes y se llevó el premio al mejor guion.

 

En este caso Tim Roth interpreta a David, un enfermero meticuloso y eficiente que trabaja con pacientes terminales, y se dedica a ellos con tal entrega que cuando mueren le cuesta volver al “mundo real”.

 

“Es un tipo amable y un ser humano maravilloso, pero al mismo tiempo alguien que está siempre al borde de la destrucción”, describe el actor, nominado a un Oscar por “Rob Roy”.
“La verdad es que me encantó ponerme en su piel por un tiempo, pero no quiero saber más de él, su vida me da miedo”, ha confesado un Roth por lo demás muy cómico, en uno de sus escasos momentos de seriedad.