NUEVA YORK. En una esquina del este de Manhattan, cinco madres mexicanas y decenas de simpatizantes enviaron un mensaje al papa Francisco: “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”.
Ese lema, que se ha convertido en el grito de batalla de los familiares de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa, retumbó el viernes en una actividad con motivo de la visita del papa a Nueva York y en la que participaron cinco madres de estudiantes desaparecidos y otros activistas.
El denominador común fue alzar una voz para denunciar injusticias y abusos de los derechos humanos, en México y otros países latinoamericanos, con la esperanza de que llegue a oídos de Francisco, un tenaz defensor de los derechos de los migrantes y los desposeídos.
“Quisiera que él nos escuchara y nos pudiera compartir un poquito de esa paz que necesitamos”, dijo Hilda Hernández Rivera, madre de César Manuel González Hernández, uno de los 43 estudiantes desaparecidos hace exactamente un año en Iguala, Guerrero.
Luz María Telumbre, cuyo hijo Cristian Alfonso Rodríguez Telumbre también desapareció ese 26 de septiembre de 2014, señaló que la esperanza es que, aunque no logren ver al Papa, Francisco escuche su mensaje y sirva de intermediario para que el presidente Enrique Peña Nieto “nos dé solución a lo que está pasando en México”.
“Nosotros tenemos entendido que son miles, no son nada más nuestros muchachos”, señaló Telumbre, aferrada a un afiche con la foto de su hijo. “Que le abra el corazón a Enrique Peña Nieto y nos entreguen a nuestros muchachos”.
“Nosotros creemos en Dios y creemos en el Papa que puede hacer algo por nosotros”, agregó.
En el evento también estuvieron representantes de la comunidad garífuna de Honduras, madres de niños que murieron o sufrieron quemaduras en el incendio de la guardería ABC hace seis años en Hermosillo, Sonora, y otros representantes de grupos indígenas y de migrantes.
Todos salían desde una iglesia en Manhattan para seguir la ruta de Francisco por Nueva York con la esperanza de verlo en persona.
Pero, por ahora, se conforman con compartir sus historias y esperar que el mensaje llegue a oídos del líder de la iglesia católica.
“El solo hecho de su presencia nos va a brindar un gran consuelo, una gran esperanza”, dijo Julia Escalante, quien perdió a su hija Fátima Sofía Moreno, de dos años y cuatro meses, en el incendio en la guardería ABC en el que murieron 49 infantes.