CIUDAD DEL VATICANO. Krzyszof Olaf Charamsa, teólogo de la Congregación para la Doctrina de la Fe y secretario adjunto de la Comisión Teológica Internacional, anunció hoy su homosexualidad y desató una crisis en El Vaticano.
Con diversas entrevistas, aparecidas en Polonia e Italia, Charamsa (de 43 años) dio a conocer a una platea mundial su situación, incluso confirmó que tiene pareja. “Se que tendré que renunciar a mi ministerio, aunque es toda mi vida”, reconoció.
“Debo hablar de lo que sufrí en la Doctrina de la Fe, que es el corazón de la homofobia de la Iglesia católica. Una homofobia exasperada y paranoica. Dedico mi salida del clóset a tantos sacerdotes homosexuales que no tienen la fuerza de hacerlo”, agregó, hablando con periodistas a las afueras del Vaticano.
Inmediatamente el portavoz de la Santa Sede, Federico Lombardi, reaccionó emitiendo una comunicación, en la cual estableció que el teólogo quedó afuera de sus responsabilidades vaticanas.
En la misma aseguró “el respeto que merecen los hechos y circunstancias personales y las reflexiones sobre ellos”.
Pero criticó la “elección de declarar algo tan clamoroso en la víspera de la apertura de Sínodo resulta muy grave y no responsable, ya que apunta a someter a la Asamblea sinodal a una presión mediática injustificada”.
“Ciertamente, monseñor Charamsa no podrá seguir desempeñando las tareas precedentes en la Congregación para la Doctrina de la Fe y las universidades pontificias, mientras que los otros aspectos de su situación competen a su Ordinario diocesano”.
El anunció del clérigo, nacido en la localidad polaca de Gdynia, tuvo lugar justo un día antes del inicio del Sínodo de los Obispos, la asamblea episcopal que analizará en las próximas semanas la actualidad y los desafíos para la familia en el mundo actual.
Entre los temas incluidos en el debate figura la consideración que la Iglesia da a los divorciados vueltos a casar y a los menores criados por parejas homosexuales.
Este no es el primer escándalo causado por Charamsa en estas semanas. En septiembre pasado viajó a España y concedió una entrevista en Catalunya Ràdio, en la cual sostuvo la lucha por la autonomía de Cataluña.
Entonces estableció que “la Doctrina Social de la Iglesia católica defiende el derecho a la autodeterminación de los pueblos como parte de los derechos del hombre”.
“El más importante derecho de las naciones es el de la independencia. La paz depende de los derechos del hombre y también de observar los derechos de las naciones. El derecho a la autodeterminación es previo al orden jurídico y constitucional”, abundó.
Las declaraciones del clérigo polaco llegaron algunos días antes de las elecciones catalanas del 27 de septiembre, teñidas por la disputa independentista.
Tanto en ambientes mediáticos como en sectores eclesiales, los dichos de Charamsa fueron interpretados como un “guiño” de la Santa Sede a la autonomía de la región y provocó una encendida polémica de ribetes diplomáticos.
Apenas en estos días, sobre todo en Estados Unidos, se desató una controversia sobre el significado verdadero del breve saludo en Washington (el 23 de septiembre) del Papa a la funcionaria del gobierno Kim Davis, arrestada por no cumplir una orden judicial que la obligaba a firmar actas de matrimonio a uniones de homosexuales.
Finalmente el portavoz Lombardi aclaró que aquel fue sólo un saludo de cortesía y que no significó un apoyo público al caso, en todos sus complejos detalles.
Todo el caso tuvo un giro imprevisto la víspera, cuando El Vaticano confirmó que la única audiencia privada que concedió el pontífice en Estados Unidos fue a un antiguo alumno suyo, Yayo Grassi, a quien conoce desde 1964.
Desde entonces, estudiante y maestro mantuvieron contacto. Y se vieron en diversas ocasiones, sea en Argentina, sea en Roma con Bergoglio ya como Papa. Sin importar la condición sexual de Grassi, quien es gay y tiene pareja.
Porque de la misma manera que con Davis, la reunión con el antiguo alumno y sus amistades no tiene ningún valor concreto más allá del encuentro cordial con un amigo de vieja data.