El gobierno mexicano ya dio carpetazo a la crisis siria. Pero también a la investigación que le pidió a Estados Unidos sobre el espionaje de la NSA a Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón. Al gobierno mexicano ya no le interesan los resultados de la investigación sobre la ubicación de Carlos Alfredo Chávez Padilla, Mauricio Pérez Rodríguez e Isaac Pérez Dubon, desaparecidos el 6 de noviembre de 2013 en el avión que derribó o incendió en tierra el gobierno venezolano de Nicolás Maduro.
A la comparecencia de la secretaria de Relaciones Exteriores, Claudia Ruiz Massieu, el pasado martes, se le pudo haber colocado el mensaje que regularmente aparece en páginas web: “En mantenimiento”. Con una secretaría desmantelada por la salida de cuatro de los cinco puestos torales, Claudia Ruiz Massieu realizó un informe que parecía de Oficialía Mayor pero no sobre la política exterior del país.
Es un gusto que los consulados en Estados Unidos se encuentren fotocopiando documentos y entregando sobres con clips a los usuarios; todo un orgullo que millones de mexicanos puedan tramitar sus actas de nacimiento a través de consulados móviles. Pero la realidad de la política exterior es otra. Los asesores de Claudia Ruiz Massieu se equivocaron al plantearle un discurso alejado de la política exterior y cercano a la Oficialía Mayor.
El senador Ernesto Cordero planteó cuatro preguntas a la secretaria Ruiz Massieu sobre la evolución de un programa de acogida que la propia funcionaria mencionó el 10 de septiembre al calor de la fotografía del cuerpo inerte del niño de cinco años, Aylan Kurdi. Ese día, Ruiz Massieu afirmó: “Estamos estudiando la posibilidad de recibir, en su momento, algunos refugiados, pero mantenemos la convicción de que el diálogo, la paz y la protección de derechos debe prevalecer y así lo hemos mantenido en los espacios multilaterales” (Reforma, 10 de septiembre).
Un escenario es la urgente necesidad que tienen millones de sirios de recibir refugio y otro es el de la negociación para la paz. Pero aprovechando sus deseos, ¿ya se puso en contacto con el gobierno de Bachar al Asad para ofrecer una mesa de diálogo en la que participen Obama, Putin, Hollande, Merkel, Erdogan y posiblemente el papa Francisco?
Por la excesiva retórica de las respuestas de Claudia Ruiz Massieu a las preguntas de Cordero, la única interpretación es que el gobierno mexicano ya dio carpetazo sobre el asunto, así que será mejor que los sirios elijan Chile, Uruguay, Argentina o Estados Unidos para establecer su hogar. Cordero, durante su réplica y en su desesperación, dedicó un “imagine, secretaria” para tratar de sacar la atención de Ruiz Massieu de las tarjetas que le pasaban sus asesores: “Imagínese, secretaria, por un minuto, por un instante, que de repente usted no pudiera regresar a su hogar, que la separan de su familia (…)”.
Ruiz Massieu no respondió a fondo las preguntas. La cuarta, en especial: ¿Cuándo estaría llegando el primer grupo de refugiados sirios al país?
Los últimos 12 meses han marcado a Latinoamérica por el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y Cuba y por la cuenta regresiva de seis meses para firmar la paz entre el gobierno colombiano con el grupo terrorista de las FARC. Sobre ambos temas, Claudia Ruiz Massieu no mencionó nada simplemente porque México quedó fuera de toda negociación.
Pero de algo no tenía que preocuparse Ruiz Massieu. Del etnocentrismo de algunos de los senadores. Por ejemplo, Layda Sansores. Presumiendo de su desconocimiento sobre la política exterior, optó por el stand up comedy. Lo único que falta es un debate sobre Oriente Medio entre Sansores y la diputada Carmen Salinas.
¿Para qué hablar de política exterior en tiempos de Donald Trump?