Chimalhuacán es un municipio dormitorio del Estado de México que padece un mal: no se ha podido liberar de los cacicazgos desde los 80, cuando se detonó su urbanización y apareció Guadalupe Buendía Torres, "La Loba", quien al paso de los años perdió la guerra con Antorcha Campesina, encabezada por Jesús Tolentino.
Antes ya había caciques y se habían apoderado de recursos naturales para explotarlos. Y controlaban servicios públicos. Pero la concentración casi total del poder político se da a partir de esa década.
En ese lugar la educación, el deporte y la cultura han visto en sus gobernantes un obstáculo. Su riqueza histórica y cultural se ha disuelto a casi nada.
El municipio tiene una zona arqueológica llamada Los Pochotes, olvidada y poco conocida. Según testimonios de los vecinos hay restos prehispánicas bajo algunos de los asentamientos promovidos por los mismos caciques. Un ejemplo es la colonia Nueva Guadalupe, promovida por Guadalupe Buendía y que lleva su nombre.
En este municipio fue encontrado “el hombre de Chimalhuacán”, con 12 mil años de antigüedad, por lo que al lugar se le considera una de las cunas del hombre mesoamericano. Pero eso es poco conocido y explotado como atractivo turístico.
Tiene tradiciones que surgieron durante la colonia y contaba con un cerro cubierto por vegetación, el cuál aparece en los códices prehispánicos... tiene maestros canteros y había pescadores y olivos de donde salía aceituna hacia la Ciudad de México. Pero todo eso se ha perdido.
La ambición de sus caciques pobló zonas ecológicas, acabó con la vegetación del cerro del Chimalhuache, las calles se llenaron de vinaterías, de pistas de baile clandestino –hasta a los sonideros controlaron-- y comenzaron a proliferar vendedores de droga, ante la indiferencia de las autoridades. Se olvidaron los programas culturales y se enfocaron en sólo impulsar los programas que dan votos y poder político.
Por eso no es raro que en ese contexto haya surgido en los 90, "El Pista", un joven que a sus 16 años ya acumulabas homicidios y robos, que finalmente fue detenido y al salir del tutelar fue asesinado, al igual que prácticamente toda su familia.
En ese momento, ese caso era un indicio de que algo en Chimalhuacán andaba mal. Una familia que había abusado de la fuerza y la venganza de anónimos ante la inmovilidad de las autoridades. Pobreza, desintegración familiar y violencia. Pero las autoridades sólo lo dejaron a nivel de un caso policiaco. La visión integral brilló por su ausencia.
Todo esto se daba durante el cacicazgo de "La Loba".
Luego vinieron los feminicidios que fueron negados una y otra vez por los líderes antorchistas, cuando ya gobernaban el municipio. Y finalmente, todo quedó a nivel policiaco.
Hoy, que aparece nuevamente Chimalhuacán en la nota roja con "La Degolladora", el problema termina con su captura y nuevamente el caso se reduce a una mujer con problemas emocionales. Y salen los gobernantes a decir que en Chimalhuacán todo está bien. Nuevamente se olvidan de analizar y buscar una solución integral.
Actualmente Chimalhuacán es víctima de sus gobiernos.
Tuve oportunidad de hablar una par de ocasiones con "La Loba", antes de que fuera encarcelada y una con Tolentino, para realizar mi libro electrónico "Doña Loba: Una historia de cacicazgo y poder", que editó Random House. A los dos les hice una pregunta. La respuesta sólo deja ver sus distintos estilos, pero ambos se caracterizan por concentrar, casi de forma absoluta, el poder a nivel municipal, a costa de todo.
A Guadalupe Buendía le pregunté: ¿Es cacique La Loba? Ella respondió: Yo no tengo la culpa de que Dios me haya dado más que a los demás.
A Jesús Tolentino le hice la misma pregunta. Él respondió que no, que no se ha enriquecido con la pobreza de la gente. Pero lo cierto es que entre él y su esposa han gobernado los municipios de Chimalhuacán e Ixtapaluca, y han saltado de la alcaldía a alguna diputación local y federal una y otra vez.
De seguir así la situación ¿Qué otro caso de nota roja estaremos viendo en el futuro en Chimalhuacán?
