Rumbo a las elecciones de 2016, el dirigente del PRI, Manlio Fabio Beltrones, ya empezó a deshacerse de aquellos personajes que podrían entorpecerle el proceso de selección de candidatos en los estados donde los incapaces gobernadores permitieron que sus antecesores “se les subieran a las barbas” y siguieran operando política y administrativamente en el estado.
Lo primero que se planteó Beltrones cuando tomó las riendas del tricolor fue: ¿Qué hacer con algunos de esos personajes? ¿Les damos un cargo en la estructura del “nuevo PRI envejecido”? ¿Los jubilamos? ¿Los expulsamos? Optó por el tradicional premio: Un cargo diplomático. ¿Embajada? No es para tanto, seguramente pensó. ¿Consulado general? Bueno, en cualquiera de los dos casos requieren la aprobación del Senado y ahí “la puerca podría torcer el rabo”. Pues entonces un consulado (a secas), que no requiere más que un oficio. ¡De acuerdo! Pero cuáles les damos. Bueno, en Europa ningún político despreciaría el consulado, pensó el “Jefe de Jefes” y se dio a la tarea de preguntar dónde habría uno de esos cargos.
Pues ahí tenemos uno vacante desde hace cinco meses que no está nada despreciable: Barcelona. ¡Pero ese es consulado general!, exclamó alguien. No es problema, lo degradamos y lo dejamos en un simple consulado, sugirieron. ¡Sale y vale! Por lo que dieron la orden: ¡Que pase el desgraciado!, perdón. ¡Que venga Fidel Herrera Beltrán para decirle que nuevamente se sacó la lotería, y ahora sin comprar billete! Y en menos de lo que canta un gallo Fidel se instaló en dicha ciudad, donde dicho sea de paso, no hay mucho qué hacer. Pero eso es lo que menos importa.
Para nadie es un secreto que el ex gobernador de Veracruz se convirtió en un dolor de cabeza para el PRI, antes, durante y después de su mandato. Apenas dejó la silla, ya estaba pensando en el sucesor del gobernador Javier Duarte. Incluso convenció a éste de que nombrara a Gerardo Buganza, panista al que Herrera había derrotado en la elección, como su secretario de Gobierno. Más aún, desde esa posición Fidel ayudó a su socio y amigo a construir su precandidatura, no por el PAN, sino por el PRI, lo que cayó muy mal al “líder” del partido, al verdadero, claro. Una vez que les “tumbaron el numerito”, Buganza renunció a la Secretaría de Gobierno –julio pasado–, argumentando que quiere ser candidato independiente para la gubernatura.
“Quiero encabezar un movimiento que regrese el sentido ciudadano a la política, el que debe servir para que la gente pueda vivir y superarse; el que dé medios para asegurar nuestro presente y su futuro… este proyecto al que invitaré a toda la ciudadanía a que se sume, no es producto de una ocurrencia o una persona…es la legítima expresión de quienes estamos hartos de los partidos políticos… se requiere un cambio de fondo, pues los partidos se han convertido en aparatos ineficientes, que perfilan candidatos que ofrecen lo que no pueden cumplir…”, declaró Buganza.
¡Este es el engendro que creó Fidel!, exclamaron los detractores de ambos. Y desde ese entonces buscaron cómo deshacerse del ex gobernador. César Camacho no supo cómo hacerle, pero Manlio Fabio Beltrones sí.
AGENDA PREVIA
La elección del Presidente del Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal (TSJDF) se está poniendo “color de hormiga”. Y no es para menos, pues uno de los personajes que se encuentran “meciendo la cuna” es Andrés Manuel López Obrador, dicen los malosos. El tabasqueño instruyó a sus asambleístas de Morena en la ALDF para que hagan lo que esté en sus manos para evitar que Edgar Elías Azar repita en el cargo. Y todo porque, dicen los que saben, Andrés quiere dar otro golpe a Miguel Ángel Mancera. Se les olvida a todos los que quieren intervenir en ese asunto que la elección del presidente del TSJDF es autónoma y que Edgar Elías cuenta con más de 60 votos de los 79 que se requieren para la elección del presidente del Tribunal. Así que…