Treinta años después, los Reales de Kansas City se levantaron otra vez como campeones mundiales de las Grandes Ligas al vencer por cuatro juegos a uno a los Mets de Nueva York. El último triunfo fue ayer por la noche en la Gran Manzana. Los Reales tuvieron que remontar en la parte baja de la novena  una desventaja de dos carreras, para luego ganar el duelo por 7-2 para ser por segunda vez en la historia monarcas de la MLB.

 

Excelente miel para sobreponerse a lo de hace un año, cuando los Reales perdieron el juego decisivo en casa ante San Francisco, ayer, los Reales se coronaron en patio ajeno, nada menos que en Nueva York en el Citi Field.

 

De nada sirvió el gran trabajo que el abridor Matt Harvey llevó durante ocho entradas completas. Los Mets ganaban el partido, pero como sucedió en el juego uno, en el cuatro y ayer, la novena de la Gran Manzana se desmoronó con errores que los llevaron a perder el partido.

 

Dos a cero arriba llegaron hasta el inicio de la parte alta de la novena, cuando empezó el desastre. Los Reales armaron una ofensiva que empezó con un hombre en base gracias a un pasaporte de caballito, de ahí, Kansas City no paró hasta el empate a dos, una cubetada de agua fría para una afición que ya saboreaba el triunfo que les daba un pasaporte para un sexto partido.

 

Pero los Reales tenían otros planes y en la parte alta de la décimo segunda entrada armaron una nueva hilera de carreras hasta poner la pizarra siete a dos en un relevo infame de Addison Reed. Voltereta espectacular para los de Kansas, que de nuevo volvían a remontar a los Mets en extra innings. Episodio número 12 de pesadilla para la novena de Nueva York que abrió la puerta para que los Reales, volvieran a celebrar en todo lo alto, como ya lo habían hecho en 1985 y ahora puedan presumir su segundo título mundial.