Durante el tercer trimestre del año vimos a nivel mundial cómo los datos de la producción industrial y en general de la manufactura presentaron contracciones ante una caída en el ritmo de exportación e importación de los países, debido principalmente a la desaceleración en China y Japón, así como recesiones en economías emergentes como Rusia y Brasil, entre otras. Al final, los datos se propagaron hacia países como Estados Unidos, cuya fortaleza del dólar también influyó en esta medida.

 

En el caso de China, los riesgos de una mayor desaceleración que provocaron nerviosismo internacional en los mercados financieros, especialmente en agosto y septiembre, han disminuido. El gobierno ha dejado en claro que el cambio de paradigma hacia la demanda interna seguirá de manera “ordenada” y en su programa quinquenal 2016-2020 estableció que la economía crecerá en los próximos cinco años a ritmos promedio de 6.5%, lo que se traduce en un ritmo más moderado, pero no en una afectación de “golpe”.

 

Hemos visto por un lado una fuerte recuperación de los mercados en octubre. El que la Fed no haya movido las tasas de interés en su pasada reunión generó una mayor estabilidad en las divisas, pero también dio cierta confianza al consumo y la inversión global.

 

Así, en octubre, los datos de manufactura de los diferentes países o regiones mostraron una recuperación en general. Tras cinco meses de caídas consecutivas, el indicador PMI (Purchasing Manager Index o índice de Gerentes de Compras) global se recuperó a su nivel más alto desde marzo pasado.

 

Países de diferentes partes del mundo registraron alzas en este período como Arabia Saudita, Reino Unido, Estados Unidos, Italia, Países Bajos, México, Japón, la Zona Euro, entre otros. De los países que aún muestran riesgos están Grecia, Egipto y Brasil, cuya economía sigue sumergida en una recesión y falta de credibilidad gubernamental.

 

En el caso de Norteamérica, por ejemplo, en todo el año la manufactura en México está muy ligada de nueva cuenta al desempeño de la economía de EU. Por ello, pudiera ser un motor que podría encenderse un poco en este cuarto trimestre y acompañar al consumo interno en su expansión, lo que ayudaría a concluir el año con un crecimiento entre 2.3 y 2.4%, que sería en la parte alta del rango que anunció el Banco de México el miércoles en su informe trimestral de inflación.

 

Ahora, la Fed tendrá que decidir en diciembre si inicia el aumento en la tasa de referencia de manera gradual. Por un lado, al interior de la economía de Estados Unidos el sector servicios sigue en expansión, con una creación de empleos moderada y ahora el sector que no ha producido empleos prácticamente este año como es el de bienes de producción, empieza a mostrar una mejoría como muestran sus indicadores de manufactura, por lo que es probable que el dato de octubre del empleo que se conoce hoy esté relativamente estable, pero habrá que seguir el dato de noviembre, antes de la reunión de la Fed el 16 de diciembre, y que incluirá una mejora en esta parte.

 

Como reflexión, si la Fed subiera la tasa de interés como han presionado sus miembros y que sea de manera gradual, es probable que el dólar se estabilice a nivel internacional y mejore un poco la confianza hacia el consumo y la inversión de cara a 2016.