Santa Fe fue área de minas, cuya sobreexplotación afectó la estabilidad de los terrenos; lejos de tomar en cuenta esto y poner candados al desarrollo inmobiliario, Cuajimalpa permitió el auge de fraccionamientos.
La invasión del cerro donde hoy está Vista del Campo comenzó con la autorización entre 1997 y 2000 que dio Jenny Saltiel, del PRD, para colocar dos antenas de telecomunicaciones con peso de más de cuatro toneladas.
En 2003, Francisco de Souza, del PAN, dio la primera autorización para construir dos torres de departamentos en la cima del cerro y a finales de ese año, con Ignacio Ruiz, del PRD, se da la segunda autorización para tres torres más.
No sólo eso, pues la casa que está en riesgo de derrumbarse debido a que seguirán los desgajamientos de acuerdo con Protección Civil, no tiene permiso de construcción y lleva ahí cerca de 10 años, de acuerdo con vecinos, tiempo en el que la autoridad delegacional fue omisa para revisar el predio.
Se sabe de manera preliminar que ese inmueble irregular carecía de un correcto sistema de drenaje que provocó la acumulación de humedad y el consecuente reblandecimiento de la tierra que derivó en una serie de deslaves que superan los 7 mil 400 metros cúbicos de arena.
El cerro, que se desgaja desde el 27 de octubre, está compuesto de una arena llamada pumicita, la cual absorbe mucha humedad y tiende a reblandecer la tierra y debilitarla, de acuerdo con el Centro para el Desarrollo Urbano de Santa Fe, que en 2013 alertó sobre posibles deslaves en la zona.
Incluso, el abogado y vecino de Vista del Campo, Juan Rivero Legarreta, acusa que se están violando sus derechos humanos al patrimonio, la vivienda y a saber la verdad, dado que ninguna autoridad les dice con certeza si el talud podrá ser o no estabilizado.