No fue por dinero, sino por la gratificación de ayudar a otros que no pueden tener hijos a formar una familia, así defiende Ceci su decisión de participar como madre sustituta, una actividad que la gente no debe de satanizar pues se trata de algo altruista en el fondo.
“Quienes critican (a la maternidad subrogada) lo ven así por la compensación económica que hay, pero va más allá, es gratificante ver a una familia cuánto tiempo ha luchado por tener a un hijo en sus brazos, y eso va más allá de eso”.
Hace un par de años, Ceci acababa de terminar una relación sentimental, tenía un trabajo de oficina que le permitía salir adelante junto a su hijo. Fue entonces que le llegó la opción de ser madre sustituta, por lo cual se acercó a una agencia para ponderar si le convenía o no.
“Contacté a la agencia y ahí me entrevistaron, pasé las primeras pruebas y coincidió que había unos papás solicitantes. Ahí comenzó el proceso que duró 13 meses: cuatro de exámenes y nueve del embarazo”.
Pero no fue sencillo ni siquiera comenzar con el proceso, pues el requisito para entrar al programa es tener el apoyo total de la familia y amigos cercanos, esto para evitar estrés innecesario durante el embarazo, recordó.
“Al principio te empiezan a salir dudas y ciertos temores, tanto a ti, como a tus conocidos. En mi caso, mi mamá me preguntaba muchas cosas, pero poco a poco fueron resolviéndose gracias a la gente de la agencia”, apuntó.
Y Ceci da gracias a eso pues, a diferencia de lo que pensaba, el proceso para embarazarse fue complicado.
Hubo dos intentos para quedar embarazada por métodos artificiales, y entablar relación con los padres.
Recordó que durante los nueve meses la comunicación fue abierta y sana con la pareja, quienes se mantuvieron cerca para ver que todo saliera bien con el embarazo; pero había otros retos: el trabajo y su hijo.
En su trabajo, explicó, tuvo la ventaja de que su jefe la apoyó en todo, incluida la incapacidad por embarazo, mientras que no tuvo que explicar nada a sus compañeros pues su relación con ellos era muy discreta.
“Mi jefe sabía. No creo que haya comentado con los demás de esto. Yo creo que tiene que ver que en mi trabajo no convivo con tanta gente, mi trabajo es de oficina, los compañeros sólo entran y salen. Sí notaron mi embarazo pero al menos no hubo alguien que preguntara. Es por el hecho de que no tenía tanta amistad con mis compañeros, igual tienen la duda, pero a mí no me lo han expresado”.
De hecho, aprovechó su incapacidad para viajar a Villahermosa para dar a luz, tal como lo marca la ley del estado de Tabasco.
Pero en su casa no podía ocultar su embarazo a su hijo, quien la llenó de preguntas las cuales tenía que responder con mucho cuidado, ya que no es fácil explicarle a un pequeño que su mamá está embarazada de un bebé que no será su hermanito.
“Ese fue un proceso complicado, pero gracias a la ayuda de la psicóloga pudimos explicarle para que lo entendiera, para que fuera algo normal para él”.
Regresando al proceso, aseguró que fue más sencillo afrontarlo con el apoyo de la agencia, que siempre le brindó información, asesoría legal y atención médica y psicológica desde el día que inició con las pláticas hasta que la dieron de alta.
Algo que le deja el proceso es la satisfacción de apoyar a la gente que no puede tener hijos de forma natural.
Y a propósito de su maternidad, aseguró que no volvería a tener un hijo propio, pero si tuviera la oportunidad de volver a prestar su vientre para que alguien más sea padre no duda de la respuesta.
“Sí, claro que sí”.