Timonel de la Selección Mexicana, Juan Carlos Osorio, ya conoció el lado amable: El Estadio Azteca casi lleno, con un apoyo a 100%, una ventaja mexicana tempranera y, al final, victoria fácil de 3-0 ante El Salvador. Ahora viene el lado oscuro: la primera visita a Centroamérica, a uno de los lugares más hostiles para los verdes: Honduras, selección a la que dirige Jorge Luis Pinto, estratega tico que, por su nacionalidad o por el equipo que dirige, sabe salir a ganarle a los equipos mexicanos.

 

Osorio debe haber sentido el cambio. La llegada a Honduras fue bajo un fuerte dispositivo de seguridad. No son extrañas las ocasiones en que México ha tenido que variar su logística en territorio centroamericano para evitar las serenatas que se prolongan hasta la madrugada, con el fin de “molestar” lo más que se pueda a los seleccionados mexicanos.

 

Desde la concentración mexicana se asegura que no hay reservas en la visita a Honduras, menos intimidación. “Se tiene mucha confianza por el grupo. Sin temor a jugar en Honduras porque sabemos que esta Selección le puede jugar sin complejos a cualquiera”, aseguró el guardameta Moisés Muñoz.

 

Enfrente, la selección hondureña se sacude la presión y fija su postura: el favorito, dicen, es el selectivo nacional. “Es la lógica del futbol y de pronto en la región hay que decirlo. México es favorito, por eso venimos preparando este partido desde hace tiempo, para controlar al rival”.

 

México se mete a Honduras. Juan Carlos Osorio vivirá su primera experiencia con todo en contra en territorio centroamericano. Ya sabrá el colombiano si sus rotaciones caben en un terreno poco conocido el de la Concacaf, un territorio, que aún para Sudamérica, es hostil y desconocido.