BRASILIA. “Desde ya le digo que no es necesario alardear públicamente sobre la necesidad de mi lealtad. La he demostrado a lo largo de estos cinco años”, arranca , Michel Temer la misiva, enviada a la presidenta y reproducida íntegramente por medios locales.
“No obstante, siempre estuve consciente de la absoluta desconfianza de usted y de su entorno en relación conmigo y con el PMDB. Desconfianza incompatible con lo que hicimos para mantener el apoyo personal y partidario a su gobierno”, prosigue Temer.
El vicepresidente rompe así el silencio que mantenía desde el miércoles pasado, cuando su correligionario en el PMDB y presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha, acogió un pedido de destitución de Rousseff.
En los últimos días, desde que la posibilidad del juicio político en su contra comenzó a ser palpable, Rousseff no dudó en ensalzar la figura de su vicepresidente, primero en la línea de sucesión en caso de que ella pierda el mandato, y también al PMDB, que Temer lidera. La mandataria ha insistido en que cuenta con Temer y el PMDB para superar la profunda crisis que vive el país y, en especial, para impedir que el Congreso decida hacerle un juicio político.
Sin embargo, en su misiva, Temer lista 11 episodios que a su entender demuestran que Rousseff no le tiene confianza ni a él ni a su partido político. Entre otros, señala que durante los primeros cuatro meses de gobierno fue “un vice decorativo”, solo llamado para “resolver votaciones del PMDB y crisis políticas”. Jamás, asegura, él o su partido fueron “llamados para discutir formulaciones económicas o políticas del país; éramos simples accesorios secundarios, subsidiarios”, agrega.
También sostiene que, cuando fue necesario, tanto él como el PMDB atendieron la convocatoria del Gobierno. “No titubeamos. Estaba en juego el país”, asegura, pero añade que los acuerdos que asumió en esas situaciones con el Parlamento “no fueron cumplidos”.
La carta concluye con un último párrafo en el que Temer sugiere que su relación con Rousseff puede estar en un punto de ruptura.
“Finalmente, sé que usted no tiene confianza en mí ni en el PMDB hoy, y que no la tendrá mañana. Lamento, pero esa es mi convicción”, sentencia.
El PMDB está dividido en torno a los procedimientos para un juicio político que comenzaron la semana pasada contra Rousseff, una izquierdista que asumió la presidencia en el 2011.
La oposición abrió los procedimientos para una impugnación acusando a Rousseff de usar manejos contables para ocultar el costo de medidas de estímulo económico durante su campaña para la reelección el año pasado. Un auditor del congreso dijo que las prácticas violaron las leyes de finanzas públicas.
La presidenta, que ha negado haber cometido algún delito, parece disfrutar de suficiente respaldo en el Congreso como para frustrar una votación para determinar si procede el juicio político, un extenso proceso que se prolongaría hasta el próximo año.
Pero Temer controla votos cruciales de moderados en su partido que, colectivamente, podrían inclinar la balanza en contra de la presidenta, cuya popularidad se ha venido abajo en medio de una severa recesión y un masivo escándalo de corrupción que involucra a la petrolera Petrobras.
Las relaciones entre Temer y Rousseff prácticamente se congelaron desde que el vicepresidente declaró a la prensa en agosto que Brasil necesitaba de alguien que uniera al país.