La Agencia Espacial Europea (ESA) trabaja en el diseño de satélites que, una vez terminada su vida útil, se desintegren por completo y con facilidad al entrar en contacto con la atmósfera terrestre.
La ESA quiere componentes de satélites “diseñados para desaparecer” (D4D, en sus siglas en inglés) y esa es una de las prioridades de su proyecto CleanSat: desarrollar tecnologías y técnicas que garanticen que los componentes de futuros satélites de órbita baja no sobreviven al volver a la Tierra.
Cuando los satélites circulan a menos de 600 kilómetros de la Tierra, comienzan a destruirse de forma progresiva por el rozamiento del aire y más adelante, al entrar en la atmósfera se consumen en el llamado “horno de reentrada”, explica la ESA.
La normativa que regula las “reentradas no controladas” establece que la posibilidad de que los componentes de satélites ya inútiles provoquen daños en la superficie debería limitarse a 1 de cada 10.000 casos.
Diseño integral para la desaparición
El portavoz del proyecto CleanSat, Tiago Soares, sostiene que la reentrada de un satélite es un proceso en el que el cuerpo principal se separa en varias partes a unos 70 u 80 kilómetros de altitud y después sus piezas internas se dispersan.
“Los objetos que pueden sobrevivir bajo la superficie son depósitos de propelente creados de materiales con puntos de fusión muy altos, como el titanio o el acero inoxidable, además de elementos densos como instrumentos ópticos y grandes mecanismos”, matiza.
CleanSat busca diseñar estos objetos para que los elementos sean “más destructibles, quizás mediante nuevas aleaciones de aluminio para los depósitos, por ejemplo”.
Soares aboga por un enfoque “D4D” integral en el que se consiga, por ejemplo, una separación rápida del cuerpo del satélite para que todos los elementos estén expuestos cuanto antes a las temperaturas elevadas y así puedan derretirse.
El descenso de satélites de una forma controlada, elevándolos a órbitas más seguras, abandonando las técnicas tradicionales para reducir la probabilidad de explosión, o nuevas tecnologías para hacer los satélites más ligeros o más eficientes, preservando el combustible para efectuar posteriormente un vertido seguro son otras de las metas de CleanSat.