Hace exactamente un año y dos días podía presagiarse la peor de las debacles blaugranas. Cargaba con la peor de sus temporadas en al menos siete años, su nuevo director técnico estaba empecinado en enemistarse con sus pilares al mandar a la banca a Lionel Messi y Neymar, enfrentaba pugnas con el fisco, su otrora futbol de brillantez lucía caducado, tenía un presidente interino ante la renuncia a media campaña de su máximo mandatario y, para colmo, inauguraba doce meses en los cuales estaba inhabilitado por la FIFA para efectuar contrataciones.
Como a menudo sucede en todo ámbito en el que media alguna gran rivalidad, los pesares en el Camp Nou se hacían exponenciales con las sonrisas que pululaban por el Santiago Bernabéu. Ese mismo Real Madrid que desde entonces no se halla, acumulaba en aquel instante veintidós victorias consecutivas, parecía lanzado al título de liga, acababa de levantar su décima Champions League y ganar al propio Barça una final de Copa del Rey.
Increíblemente, de enero de 2015 a enero de 2016, todo es muy diferente. El Barcelona ha logrado cerrar ese periodo de castigo y por fin pudo alinear a dos elementos que no le pertenecían al cierre del año 2014 (Arda Turán y Aleix Vidal). En resumen, que la crisis, que el supuesto año de vacas flacas, que la hecatombe, se ha saldado con una liga ganada con relativa comodidad, con una copa conquistada sin mayor apuro, con una Champions League (la cuarta en 10 años) lograda ante la Juventus y con un desempeño que nos permite volver a señalar al cuadro catalán como el mejor del planeta.
¿Qué hicieron los demás gigantes europeos durante los doce meses en que la disciplina barcelonista no podía contratar? El Real Madrid gastó unos 70 millones de euros para básicamente no remediar ningún problema, el Manchester United derrochó casi 200 millones de euros para seguir en similar crisis que la campaña precedente, el Manchester City puso una cantidad parecida que todavía no reditúa en su desempeño y el Bayern utilizó sesenta millones para fortalecerse con dos elementos (Douglas Costa y Arturo Vidal).
A la vista de los resultados enlistados, bien podrá considerarse que el Barcelona se ahorró una buena cantidad de dinero durante este año de veda (bajo el entendido de que gastó más de cincuenta millones en Arda y Aleix, pero asumiendo también que ingresó unos 40 en la venta de jugadores como Pedro).
Evidentemente, no cualquier equipo habría resistido lo que pintaba para ser una tormenta perfecta (la cual se agravaría con recurrentes lesiones de los principales cracks blaugranas). Si el cuadro de la Ciudad Condal resistió, fue sobre todo por dos razones: la primera, que nadie más tiene hoy a tres de los mejores cinco futbolistas del mundo en su plantel; la segunda, que con crisis y escándalos, pero mantiene una esencia, una ruta trazada, un camino definido.
El año de las vacas flacas ha terminado por ser de vacas por demás robustas. Este miércoles, con la entrada de Arda y Aleix frente al Espanyol, en cotejo de Copa del Rey, exactamente un año y dos días después del naufragio anunciado, cerró un año de ensueño (otro) en el Camp Nou.