El cáncer cobró una víctima más entre los famosos. El actor británico Alan Rickman, quien fue uno de los histriones más queridos y respetados tanto dentro del cine como del teatro, murió a los 69 años, dejando un gran legado y con una trayectoria de cuatro décadas que vivió entre Hollywood y su país natal.

 

Para las nuevas generaciones, Rickman siempre será recordado por dar vida al profesor Severus Snape en la saga fílmica de Harry Potter, pero para otros tantos miles fue su debut en la pantalla grande, en Duro de Matar (1988), el que marcó su carrera al dar vida a uno de los grandes villanos en la historia del Séptimo Arte, Hans Gruber. Aunque también dejó huella con su trabajo en cintas como Love Actually (2003), al lado de Hugh Grant y Martine McCutcheon, y en Robin Hood (1991) junto a Kevin Costner.

 

Su versatilidad también le permitió interpretar papeles amables, como el músico Jamie en el drama Truly, Madly, Deeply (1991) y el humilde coronel Brandon en Sense and Sensibilty (1995).

 

El actor fue un activo militante político, lo mismo que su mujer, Rima Horton, que se ha presentado dos veces como candidata al Parlamento. Trabajó como diseñador gráfico durante tres años antes de abandonar su carrera para estudiar arte dramático.

 

Nunca recibió un Oscar, pero acumuló otros muchos galardones durante su carrera, incluido un Globo de Oro y un Emmy por Rasputin: Dark Servant of Destiny.