WASHINGTON. Una gran tormenta de nieve y fuertes vientos paralizó este sábado diez estados de la costa este de Estados Unidos y dejó al menos 18 muertos, decenas de heridos y centenares de personas atrapadas durante horas en las carreteras.
La tormenta sorprendió a la ciudad de Nueva York, que pasó en pocas horas de esperar efectos menores a prohibir el tráfico rodado hasta el domingo a primera hora ante el pronóstico de una nevada histórica que ya ha superado los 63 centímetros, la tercera mayor desde el inicio de los registros en 1869.
La ciudad más poblada del país suspendió el metro exterior, la isla de Manhattan cerró los túneles y puentes que la conectan, y hasta se quedó sin uno de sus iconos: todos los espectáculos cancelados en Broadway, la gran avenida de los teatros.
La mayoría de las muertes, 12, se produjeron en las carreteras, debido a las peligrosas condiciones provocadas por la nieve, el hielo, los fuertes vientos y la escasa visibilidad.
Otras dos personas fallecieron a causa de una hipotermia y cuatro perdieron la vida mientras retiraban nieve, una tarea que requiere un gran esfuerzo físico, posiblemente por un ataque al corazón.
El balance de víctimas confirmadas por las autoridades es el siguiente: Virginia (3), Tennessee (2), Ohio (1), Carolina del Norte (6), Maryland (1), Kentucky (2) y Nueva York (3).
Entre los muertos, un niño de 4 años que falleció al chocar el vehículo de emergencias en el que viajaba junto a su familia y otros niños y adultos. Les habían rescatado después de que sus coches quedara atrapados en una autopista interestatal de Carolina del Norte.
Un adolescente falleció en Ohio tras ser golpeado por una máquina quitanieves mientras jugaba a deslizarse por la nieve.
Además, una joven de 19 años murió en Carolina del Norte al perder el control del vehículo y estrellarse contra un árbol.
El alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, fue el encargado de confirmar la muerte de tres personas en la ciudad mientras realizaban labores para retirar nieve, posiblemente por ataques al corazón.
Tormenta afecta a 85 millones de personas
La gran tormenta de nieve y fuertes vientos que paraliza desde ayer la costa este de Estados Unidos se intensificó hoy en diez estados y amenaza a Nueva York y Nueva Jersey, donde se temen acumulaciones históricas e inundaciones.
Diez estados y la capital, Washington D.C., están en estado de emergencia por una tormenta que afecta a 85 millones de personas, mantiene a 33 millones en máxima alerta.
La tormenta comenzó a intensificarse en la noche del viernes y, a medida que avanza hacia el norte, empeora su pronóstico: la nieve ya no es el único problema, ahora las autoridades temen las inundaciones, que ya comenzaron con intensidad en la costa de Nueva Jersey.
Nueva York fue esta mañana el último estado en declarar la situación de emergencia, ya vigente en Washington D.C., Maryland, Virginia, Pensilvania, Carolina del Norte, Tennessee, Kentucky, Delaware, Nueva Jersey y Georgia.
La fuerte tormenta, bautizada como Jonás por The Weather Channel, podría convertirse en la mayor nevada de la historia de Washington D.C. con 76 centímetros de acumulación y situarse entre las peores cinco nevadas de Nueva York en más de un siglo, con 75 centímetros.
La circulación de vehículos en la ciudad de Nueva York está prohibida desde las 14.30 hora local, medida que afecta también a Long Island, que se extiende al este de la isla de Manhattan.
Las autoridades de Nueva York también decretaron el cierre de los puentes y túneles que enlazan a la isla de Manhattan con el resto del país a partir de la misma hora, una medida que se coordinó con el vecino estado de Nueva Jersey.
La gran avenida de los teatros neoyorquinos, Broadway, canceló todos los espectáculos previstos para hoy ante el llamado del alcalde, Bill de Blasio, a que todos los establecimientos envíen a sus trabajadores a casa.
También se han cancelado las grandes competiciones deportivas que iban a celebrarse mañana en Washington D.C., Filadelfia, Nueva York y otras ciudades afectadas.
Decenas de personas quedaron atrapadas más de 12 horas en una autopista de Kentucky y otras tantas vivieron la misma situación en una autopista de Pensilvania y en una de Virginia Occidental.
Otra de las consecuencias más temidas de la tormenta son los cortes eléctricos a gran escala, que hasta ahora han afectado sobre todo a Carolina del Norte, donde alrededor de 150.000 personas se quedaron sin servicio.
Washington D.C. mantiene cerrado el transporte público de la capital, que sirve a los vecinos estados de Maryland y Virginia, mientras que Nueva York canceló el transporte de autobús y los trayectos exteriores del metro.
La capital, cubierta completamente de blanco, sufrió en la tarde del sábado la peor fase de la tormenta, con fortísimos vientos, grandes acumulaciones de nieve, muy escasa visibilidad y temperaturas en descenso hasta mínimas de 20 grados bajo cero previstas para la noche.
La tormenta afectará a un total de 85 millones de personas y a los 33 millones que viven en las zonas más amenazadas se les ha pedido que eviten salir de casa si no es absolutamente necesario.
Cancelan miles de vuelos
El tráfico aéreo se ha visto muy afectado por la tormenta, con 3.688 cancelaciones ayer, 5.001 hoy y 2.300 mañana, según el recuento de la web FlightAware.
El aeropuerto Ronald Reagan de Virginia, donde se toma la medida oficial de las nevadas en Washington, registró a las 16.00 hora local una acumulación de 43 centímetros, lo que ya sitúa esta tormenta entre las seis mayores de la historia de la ciudad.
El pronóstico de la tormenta, que comenzó ayer, es que dure al menos hasta la noche de hoy y deje máximos de hasta 76 centímetros de nieve con vientos de hasta 96 kilómetros por hora.
La gran tormenta también afecta a la campaña electoral. El precandidato republicano a la Casa Blanca Chris Christie se fue ayer de Nuevo Hampshire, donde pronto se celebrará una de las primarias clave, para ejercer su tarea de gobernador de Nueva Jersey durante esta situación de emergencia.
Las autoridades de Washington D.C. y Nueva York, las ciudades más afectadas, insisten en que lo peor de la tormenta está por venir y piden a sus ciudadanos que no salgan de casa por su seguridad y para facilitar el trabajo de las máquinas quitanieves.
Ya se prevé que se tardarán días en volver a la normalidad cuando termine una tormenta que parece estar cumpliendo el pronóstico de que será una de aquellas que se cuentan a los nietos.