Desde que se dieron a conocer las nominaciones al Oscar, comenzó un movimiento en Estados Unidos denominado #OscarsSoWhite, con el que se señala directamente el hecho de que, por segundo año consecutivo, ningún actor de raza negra (no entiendo esa manía de evitar decir “negros” o tener que referirse a ellos como “afro-americanos”, porque no todos son de EU) fue nominado en las categorías de actuación.
Sí, es verdad que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood (AMPAS, por sus siglas en inglés) no ha sido precisamente un dechado de diversidad e inclusión a lo largo de sus 87 años de premiación, pues en ese tiempo solamente 63 actores negros han sido nominados al Oscar, y únicamente 15 lo han ganado, entre hombres y mujeres.
En ese sentido, el Sindicato de Actores de EU (SAG), que este sábado dará a conocer su lista de ganadores, ha sido muchísimo más consciente de este problema que aqueja no sólo a la AMPAS, sino a toda la Unión Americana y al mundo en general. En apenas 21 entregas de premios SAG, 62 veces han sido nominados actores negros (30 hombres y 32 mujeres), y 17 de ellos han ganado (cuatro hombres y 13 mujeres). Un porcentaje bastante alto para el poco tiempo de vida que tiene dicha premiación.
Este año, cuatro actores negros están nominados: Idris Elba, Queen Latifah, Viola Davis y Uzo Aduba, contra ninguno en el Oscar. Es irónico que mientras el presidente del país más poderoso del mundo es negro, al igual que la presidenta de la AMPAS, los nominados al Oscar sean todos de tez blanca (DiCaprio, Fassbender, Blanchett, Lawrence, Damon, Winslet…). Esto, aunado a las críticas de celebridades como Spike Lee, Will Smith, Mark Ruffalo, George Clooney y otros, llevaron a la Academia a anunciar una serie de medidas para que esto no se repita.
Este año, en particular, una de las películas mejor recibidas por la crítica y el público es Creed, la secuela de Rocky que está escrita, dirigida y actuada por personas de raza negra… pero al único que la Academia “vio” fue a un blanco, Sylvester Stallone. No digo que “Sly” no merezca estar nominado, pero parece que los otros -como bien lo escribió el legendario Kareem Abdul-Jabbar en un reciente artículo para The Hollywood Reporter- simplemente son invisibles.
La pregunta es: ¿ahora se va a nominar nada más porque un actor sea de raza negra, latina, asiática o lo que sea? ¿O se va a seguir nominando según el talento y el merecimiento que se tenga? Porque si bien lo primero es algo que debería ser más común, también se presta, como lo expresó Michael Caine recientemente, a que “se tenga” que votar por un actor no-blanco aunque su trabajo quizá no lo merezca. Esto le quitará méritos y credibilidad a la ya de por sí pésima imagen que tiene la Academia, lo que, en términos de negocios, tampoco le conviene.
Los ratings del Oscar van en picada, y ningún cambio que han intentado los productores en turno ha dado resultado. Entonces, ¿dónde está el problema? Es mucho más complejo que simplemente imponer nuevas reglas o para explicar en un espacio como éste. Tiene que ver con educación, con tolerancia, con respeto… pero eso se tiene que trabajar desde abajo, desde la escuela, desde casa.
Mientras eso no cambie de manera natural –el “forzar” la inclusión tampoco es la solución-, seguiremos viendo unos Oscares muy blancos. Afortunadamente este año hay latinos nominados, entre ellos los mexicanos Iñárritu, Hernández y Lubezki, porque si no, las voces de descontento se incrementarían de manera importante. Así que la Academia de Cine de EU tiene una muy dura misión por delante…