José Ignacio Peralta Sánchez rendirá protesta como gobernador de Colima la madrugada de este jueves, en acatamiento al decreto que en ese sentido aprobaron los diputados locales en octubre del año pasado.
Prometió Nacho, como le dicen sus seguidores, que será un acto protocolario, sencillo y republicano, pues se trata de la sesión solemne del Congreso del estado.
Por la tarde dirigirá un mensaje a los colimenses, y se espera la presencia de un número importante de funcionarios federales, gobernadores y alcaldes de varias partes del país. El ganador de la elección extraordinaria ya afina su discurso, y muchos esperan que en él fije una posición severa contra su antecesor, Mario Anguiano Moreno.
En mayo pasado, aseguramos en este mismo espacio que acabaría muy mal el priista. Le recuerdo algunos de los pendientes que tiene con la justicia:
En la PGR seguramente se investiga el sospechoso nombramiento: la designación en la última etapa de su gestión, como secretario general de Gobierno, de Rafael Gutiérrez Villalobos, quien fue testigo presencial del homicidio del ex gobernador Silverio Cavazos. En aquella columna lanzamos la pregunta ¿tuvo que ver con el atentado?
Redactamos también que el principal testigo presencial del artero crimen era el encargado de la seguridad de los colimenses en medio del horror que provocaban y provocan cárteles como el Nueva Generación. Y también dejamos claro que el cercano colaborador de Anguiano Moreno era investigado por presuntamente lavar dinero para los hermanos Amezcua, a través de una SA denominada “Cocolima”.
No debemos olvidar la investigación del periódico El Universal, firmada por el colega Jorge Ramos, donde se aseguró que antes de llegar a la gubernatura de Colima, Mario Anguiano Moreno reprobó un examen de polígrafo cuando se le preguntó sobre sus vínculos y relaciones con el narcotráfico. Un video –en poder del Gran Diario de México–, de dos horas y 28 minutos, muestra el momento justo en que el ex mandatario es sometido a la prueba y, al decirle que resultó “reprobado”, él mismo responde que no pediría que se alterara el resultado.
En esa entrega preguntamos qué haría el gobierno del presidente Peña Nieto cuando un gobernador tricolor en funciones estaba en entredicho; si ya tenía el expediente completo el general secretario Salvador Cienfuegos Zepeda; si el almirante Vidal Francisco Soberón Sanz tendría sobre su escritorio el reporte del comercio de drogas del cuarto estado más pequeño, con una importante salida al océano Pacífico y su relación con las bandas de Jalisco y Michoacán, y que sería muy interesante ver la actuación de la entonces recién nombrada titular del MP Federal, Arely Gómez, que prometió que no le temblarían las corvas en la lucha contra la delincuencia organizada.
Por todo lo anterior, resulta muy interesante atender el discurso de Ignacio Peralta en las próximas horas, donde seguramente intentará cicatrizar heridas abiertas en las dos pasadas elecciones, tendiendo mano amiga a los militantes y simpatizantes del Partido Acción Nacional. También causan mucha expectación los anuncios que realizará para modernizar a su entidad, y sus planes y proyectos para reactivar la economía. Pero sobre todo para saber si marcará una línea divisoria entre el anguianismo y su administración, cuando se ha venido documentando que desde su oficina giró órdenes para apoyar las aspiraciones del candidato azul, Jorge Luis Preciado Rodríguez.
El PRI tiene ya muchos documentos probatorios de traición, de operación política y de movimientos financieros para que fracasara Peralta en su búsqueda por la titularidad del Poder Ejecutivo local y eso, dicen los altos funcionarios partidistas, no se puede quedar así.
Estaremos muy atentos del primer pronunciamiento del nuevo gobernador de Colima, donde se puede aplicar el vergonzoso “borrón y cuenta nueva” y el salomónico “veamos para adelante” o anunciar investigaciones a su correligionario.
Será histórico el discurso de toma de posesión de Nacho Peralta.