El partido que disputó la Selección Nacional ante un combinado juvenil de Senegal, en Miami, arrojó sólo billetes verdes a las arcas de la Federación Mexicana, después del magro triunfo de 2-0 de México, que en los primeros minutos no se fue abajo en el marcador, por la mala puntería de los jóvenes africanos. Los tantos fueron de Edgar Dueñas y Rodolfo Pizarro.
El timonel del Tricolor, Juan Carlos Osorio, debe empezar a preguntarse sobre la verdadera utilidad de partidos como el de ayer, en el que poco o nada se puede calificar a un grupo que tuvo apenas un par de días para juntarse y saltar al terreno de juego.
Durante los 90 minutos de juego, quedó claro que el Tri, que se paró en el Marlins Park, le sobran nombres, que están lejos de contar con el nivel necesario para vestir la playera nacional. Bastó sólo ver la central que integraron Néstor Araujo y Yasser Corona, ambos, desubicados, lentos en la marca, con equivocaciones que pudieron costar un tanto a favor del cuadro senegalés, de no ser por la poca puntería de Guéye.
Para el complemento, Osorio cambió a sus centrales y dio entrada a José Arturo La Palmera Rivas y Carlos Salcedo, para controlar a los “peligrosos” delanteros de Senegal, conjunto que estaba integrado por jugadores, en su mayoría, menores de 22 años, y elementos que actúan en la Liga local.
En el ataque mexicano tampoco hubo luces. Algún destello de Luis Montes, con servicios para la entrada de Eduardo Herrera, quien no anduvo en la mejor de sus noches. Lo peor fue en la banda derecha, donde se pensaba que la velocidad de Jürgen Damm haría estragos en la zaga del conjunto africano, pero el artillero de Tigres siempre estuvo controlado.
Lo mejor llegó en los últimos 10 minutos del duelo con dos centros, el primero de Cándido Ramírez, que Edgar Dueñas remató de cabeza para el 1-0, al minuto 73; el segundo, sobre el minuto 87 de Irving Lozano, para el 2-0 de Rodolfo Pizarro.
Así insípido y contra un equipo juvenil, el Tri alternativo de Osorio recabó dólares, pero poco de futbol.