En sus discursos durante su viaje a México, el Papa Francisco ha destacado problemas que enfrentan los mexicanos.

 

Esta mañana pidió perdón a los pueblos indígenas oprimidos sistemáticamente y llamó a la sociedad a hacer lo mismo. Pero igual ha hablado sobre el problema de desaparecidos y desplazados, vigente en muchas zonas del país, así como de corrupción, narcotráfico y violencia.

 

Aquí algunas de sus frases más destacadas:

 

15 de febrero. Misa ante indígenas en San Cristóbal de las Casas

 

“Muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos por la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte los necesita a ustedes”,

 

“Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia. En esto, ustedes (los pueblos indígenas) tienen mucho que enseñar a la humanidad”.

 

14 de febrero. Misa en Ecatepec

 

“Quiero invitarlos nuevamente hoy a estar en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad. Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos. Una tierra donde no tenga que llorar a hombres, mujeres, jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte”.

 

“Con el demonio no se dialoga, porque nos va a ganar siempre, sólo la palabra de Dios lo pueden derrotar”.

 

“La primera (tentación): la riqueza, adueñándonos de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o para los míos. Es tener el pan a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta ese es el pan que se le da de comer a los propios hijos

 

“¿Hasta dónde somos conscientes de estas tentaciones en nuestra persona, en nosotros mismos? ¿Hasta dónde nos hemos habituado a un estilo de vida que piensa que en la riqueza, en la vanidad y en el orgullo está la fuente y la fuerza de la vida? ¿Hasta dónde creemos que el cuidado del otro, nuestra preocupación y ocupación por el pan, el nombre y la dignidad de los demás son fuentes de alegría y esperanza para vencer esas tentaciones?”.

 

13 de febrero. Misa en la Basílica de Guadalupe

 

“En ese amanecer, Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos”.

 

“Todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la ‘altura de las circunstancias’ o no ‘aportar el capital necesario’ para la construcción de las mismas. El Santuario de Dios es la vida de sus hijos, de todos y en todas sus condiciones, especialmente de los jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas, y la de los ancianos sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones”.

 

“Cuántas veces experimentamos en nuestra propia carne, o en la de nuestra familia, en la de nuestros amigos o vecinos, el dolor que nace de no sentir reconocida esa dignidad que todos llevamos dentro”.

 

13 de febrero. Reunión con obispos en la Catedral metropolitana

“No se dejen corromper (a los obispos) por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los carros y caballos de los faraones actuales, porque nuestra fuerza es la columna de fuego que rompe dividiendo en dos las marejadas del mar, sin hacer grande rumor”.

 

“Les ruego por favor no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la iglesia”.

 

“¡Ay de ustedes si se duermen en los laureles! Es necesario no desperdiciar la herencia recibida, custodiándola con un trabajo constante. Están asentados sobre espaldas de gigantes: obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, fieles «hasta el final», que han ofrecido la vida para que la Iglesia pudiese cumplir la propia misión”.

 

“Si tienen que pelearse, peléense, si tienen que decirse cosas, se las digan, pero como hombres, en la cara y como hombres de Dios; si se pasaron de la raya, pues a pedirse perdón, pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal”.

 

13 de febrero. Ceremonia oficial de bienvenida en Palacio Nacional

 

“La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo”.

 

“Hoy vengo como misionero de misericordia y paz pero también como hijo que quiere rendir homenaje a su madre, la Virgen de Guadalupe, y dejarse mirar por ella”.

 

12 de febrero. Salida de la Nunciatura ante fieles

 

“Les agradezco que estén aquí y les pido que recemos juntos, por aquellas personas que están enojadas, que tienen celos, envidia, para los que queremos, los que nos quieren, pero también para los que no queremos, los que no nos quieren y los que nos han hecho mal, a las que nos han hecho daño”.