El papa Francisco clamó por detener la crisis humanitaria de la migración, la cual lleva a que cada año miles de personas busquen nuevas oportunidades en otras ciudades o países, pero que en su camino se encuentran terribles injusticias como la esclavitud, el secuestro, la extorsión y la trata de personas.
Ante el fenómeno global que es la tragedia de la crisis humanitaria por la migración de miles de personas, estamos a tiempo de reaccionar y transformar, modificar y cambiar, convertir lo que nos está destruyendo como pueblo, señaló el Papa ante unas 300 mil personas en la misa binacional que tiene lugar en El Punto, en Ciudad Juárez.
¡No más muertes ni explotación!, agregó en el área de la antigua Feria de Juárez, a unos metros de la línea divisoria entre México y Estados Unidos.
“No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera en incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy es día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias”, dijo Francisco en su homilía.
“Es tiempo de conversión, es tiempo de salvación, es tiempo de misericordia”, agregó.
Jóvenes y mujeres, víctimas y carne de cañón
El obispo de Roma comentó que estas víctimas son usadas por el crimen organizado y narcotráfico como carne de cañón, jóvenes que no pueden salir del infierno de las drogas pues cuando lo intentan son asesinados.
Además se dio un momento para recordar a las mujeres asesinadas injustamente en esta frontera, donde cada año llegan 20 mil personas con la esperanza de cruzar a Estados Unidos y una de las más afectadas por la guerra contra el narcotráfico.
“Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos ‘carne de cañón’, son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de la violencia y del infierno de las drogas ¡Y qué decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!”.
Reconoce a sacerdotes y laicos que “se la juegan” como defensores
También tuvo tiempo para reconocer el trabajo de religiosas, religiosos, sacerdotes y laicos que “se la juegan” en el acompañamiento y defensa de la vida de miles de los que sufren por la migración, la violencia y la trata.
“Son profetas de misericordia, son el corazón comprensivo y los pies acompañantes de la Iglesia“, dijo.
El Papa comparó a Ciudad Juárez con Nínive, ciudad asiria fundada alrededor del año 1800 a.C. y que con el tiempo se convirtió del comercio entre el Mar Mediterráneo y el Índico. Según la biblia, Jonás advirtió que Dios la destruiría en 40 días por sus pecados, pero como sus habitantes se arrepintieron fueron perdonados.
Con este ejemplo, el líder del Estado vaticano pidió a las personas presentes en la misa a mostrar misericordia con lágrimas por la degradación, la injusticia y la opresión como forma de arrepentimiento.
“Son las lágrimas las que logran sensibilizar la mirada y la actitud endurecida y especialmente adormecida ante el sufrimiento ajeno. Son las lágrimas as que pueden darle paso a la transformación, las que pueden ablandar el corazón y generar una ruptura capaz de abrirnos a la conversión”, añadió.
En este año de la misericordia, y en este lugar, quiero pedir con ustedes el don de las lágrimas, el don de la conversión.
La misericordia, agregó, invita a la conversión, al arrepentimiento; invita a ver el daño que a todos los niveles se está causando. “La llamada de Dios debe encontrar hombres y mujeres capaces de arrepentirse, capaces de llorar”, sostuvo.
El Papa aprovechó para saludar a quienes se sumaron a esta misa a través de una transmisión del otro lado de la frontera, en específico en la Universidad de El Paso, Texas.
El acto comenzó con una procesión durante la cual el Papa bendijo a las personas en el lugar y en donde usa el báculo que le regaló un preso esta mañana.
Apoyado del brazo de dos ceremonieros, el Pontífice subió las escaleras hacia el altar sobre el cual hay una gran cruz con un Cristo de madera. El papa Francisco arribó al recinto ferial pasadas las 17:00 horas, en su último día de actividades de su visita a México.
En una vuelta olímpica en la pista de tartán del estadio Benito Juárez, el jerarca de la Iglesia Católica recibió muestras de cariño de los fieles. En un principio se había programado que entraran al lugar 210 mil personas para participar en la celebración litúrgica, entre las que destacan víctimas de la violencia y migrantes.