Ambientalistas y especialistas que investigan el Bosque de Aragón, en la delegación Gustavo A. Madero, manifestaron su preocupación ante el inicio de nuevos trabajos de tala en la zona por labores de mantenimiento.
La rehabilitación del espacio comenzó en 2013 y, ante la cantidad de árboles talados, ciudadanos se organizaron para impedir que fueran derribadas más áreas de las autorizadas. Durante 2014 todo parecía correcto, pero en enero de este año se reanudaron labores de tala, al punto de que un área en el bosque donde se colocan los troncos talados es vaciada y vuelta a llenar constantemente.
Alejandra Marín, representante del grupo Movimiento Pro Bosque de Aragón, señaló que este movimiento surgió en 2010 en protesta por la construcción de un estacionamiento. Este proyecto se echó para abajo y, posteriormente, los activistas menguaron su actividad a vista de que las autoridades se comprometieron a realizar trabajos de mantenimiento.
“Ésta es un área que recibe a más de 100 especies de aves migratorias, entonces tenemos que manejar esta zona con cautela”, afirmó la activista.
Sin embargo, desde octubre del año pasado nuevamente comenzaron obras que requirieron del derribo de árboles. El temor se funda en hechos ocurridos en 2013, cuando la Secretaría del Medio Ambiente local informó que se derribarían cinco mil árboles; al verificar las podas, los ciudadanos detectaron que se eliminaron elementos herbáceos que, según ellos, no representaban ningún peligro.
Por ello, los vecinos creen que el reinicio de los trabajos pueda significar derribos innecesarios e injustificados.
24 HORAS recorrió la parte afectada del bosque, desde la entrada del lienzo Charro hasta el lago. Se detectó la presencia de maquinaria para retirar los troncos y árboles marcados para su próximo derribo.
Durante el recorrido, también se comprobó que existe un retraso en obras del bosque, pues letreros que anunciaban que los trabajos serían terminados en 2015, ahora con un número sobrepuesto anuncian que la obra permanecerá en 2016. Es el caso del “Skate O’rama”, proyecto de rampas para skateboarding, cuya obra requirió el retiro de árboles y que, aunque debió terminarse el año pasado, aún está en construcción.
Mantenimiento
En 2014, por primera vez en la historia del bosque, se llevó a cabo un trabajo de saneamiento y mantenimiento del arbolado.
En coordinación con la Comisión Nacional Forestal, se dictaminó el retiro de árboles de alto riesgo por estar muertos o enfermos y que representaban un peligro inminente para los visitantes ante su posible desplome.
En esa ocasión se realizó una poda fitosanitaria de 14 mil 730 árboles y se retiraron más cinco mil 500 árboles que fueron sustituidos por árboles jóvenes y sanos, según información de la Secretaría del Medio Ambiente.
La Sedema informó a través de una solicitud vía transparencia que, desde diciembre de 2012 se han derribado cinco mil 667 árboles y se han plantado seis mil 262.
No obstante, para Israel Ramírez Zúñiga, biólogo investigador de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN y ex trabajador del bosque, varios derribos no tuvieron justificación, pues se trataba de elementos sanos.
“La primera tala sí estaba justificada, pero la segunda que comenzó en octubre y continúa, no tiene razón de ser”, dijo.
El especialista realiza una investigación en torno a las aves migratorias que llegan al lago del Bosque de Aragón, en la que plantea que hay un desequilibrio ecológico a raíz de materiales vertidos.