Entre enero y febrero nos hemos topado con riesgos mayores en los mercados financieros. Haciendo una recapitulación de los eventos tanto internacionales como nacionales, consideramos que muchos se han dado en un ambiente de “miedo” entre los inversionistas, lo que ha provocado caídas en los mercados americanos y europeos, depreciaciones y apreciaciones significativas en las monedas.

 

La desaceleración de China y la devaluación del yuan fue un primer evento, el levantamiento de las sanciones económicas a Irán , revisiones a la baja en las previsiones de crecimiento del FMI y del Banco Mundial, datos débiles de la economía americana que llevaban a un escenario de bajo o nulo crecimiento y más tarde las reuniones de política monetaria del BCE, de Japón y la Fed, que reflejaron una mayor flexibilidad monetaria en el caso de las primeras dos y un retraso a cualquier intento de alza en la tasa de interés por parte de la Fed.

 

En febrero, el riesgo de una fuerte contracción en el crecimiento, el posible cambio de tendencia en el comportamiento de los mercados en EU, el riesgo de una salida del Reino Unido de la Unión Europea, así como revisiones a la baja en la calificación crediticia de Brasil generaron mayor incertidumbre. Sin embargo, datos económicos de producción industrial y la inflación en Estados Unidos, ya más inercial, junto con el “acuerdo entre la desconfianza” en el congelamiento de la producción de crudo entre Arabia Saudita, Rusia, Qatar y Venezuela, esperando se sumen más países.

 

A nivel local, el acuerdo entre la SHCP y el Banxico sobre acciones en política fiscal, monetaria y cambiaria ayudaron a darle más estabilidad al peso mexicano, que llegó a registrar depreciaciones de más de 13%, y que actualmente está entre el 5 y 6% con el objetivo de evitar por ahora los “riesgos de salida” de inversiones en mercados y transferencia de precios al alza hacia el consumidor final y por otro lado, que el precio del petróleo esté tomando un rango más específico contra la tendencia franca de caída que traía en su cotización.

 

El sector servicios en EU se está desacelerando y crea un momento difícil para justificar un crecimiento en los mercados de capitales.

 

Las pymes y la tecnología

 

El momento actual de las pymes en México es complicado por su baja rentabilidad, por el riesgo de una pérdida de empleos y por el ajuste en el gasto público federal que impactará de alguna manera. De acuerdo con datos de la Secretaría de Economía, sólo 30% utiliza alguna tecnología de la información y comunicación como PC e Internet. El dato es relevante porque hemos insistido en el enorme rezago que existe en términos de capacitación y eficiencia en este tipo de empresas.

 

Al respecto, un análisis realizado por Google indica que las pymes que utilizan Internet crecen 9% más rápido, aumentan 7% sus ventas y reducen 5% sus costos. Hoy existe una necesidad clara del uso de la tecnología para controlar inventarios, llevar un presupuesto equilibrado, un mejor control en ventas y gastos, pagos por servicio de facturas, impuestos, proveedores, tarjetas de crédito, transferencias, etc.

 

Los gobiernos federal y estatales deben trabajar en apoyar el uso de la tecnología a los micro empresarios para hacerlos más competitivos y blindarse de riesgos que los lleven a cerrar sus negocios.

 

Los invitamos a seguir en comunicación en twitter a través de @1ahuerta.