Todos los semestres nos hacemos las mismas preguntas: ¿De qué tono será?, ¿será finalmente un azul rey capaz de pintar las ilusiones de sus cientos de miles de aficionados?, ¿o será un azul que con el paso de las semanas va empalideciendo hasta despintarse por completo?
Podríamos, basados en la historia de casi 20 años, apostar por lo segundo, los momios así lo indican. Porque no importa el inicio o el trayecto a la meta, ya que el final ha sido siempre el mismo, con diferentes rivales y villanos; héroes que no comparten sus poderes y que, en el momento menos pensado, les restriega el éxito en la cara.
Todo tipo de entrenadores con diferentes estrategias y formas de transmitirlas a sus jugadores: personalidades discretas hasta las más extravagantes, en las que se incluye al actual.
De todo ha tenido Cruz Azul. De todo, menos el mínimo factor de suerte que muchas veces requieren los equipos para alcanzar sus objetivos. Coleccionistas de derrotas, relator de fracasos, ese ha sido Cruz Azul.
Cinco juegos sin derrota, de los cuales tres son victorias seguidas en casa. Es la mejor ofensiva del campeonato y, prácticamente, todas sus estrellas están en el nivel esperado. Los relevos se manifiestan como tal. La gente vuelve a hacer del Estadio Azul la casa cementera y, dicen, internamente hay gran comunicación y estabilidad entre jugadores y técnico.
La combinación funciona. Tomás Boy, que es, sin duda, un buen entrenador, aporta la parte táctica necesaria pero, sobre todo, parece transmitirle a sus jugadores que lo que corre por sus venas es sangre, esa que requiere un equipo con carácter capaz de revertir escenarios negativos en extraordinarias historias de éxito.
Pero hasta hoy nada es diferente: Cruz Azul ya ha tenido inicios prometedores y rachas que sugieren mejores resultados; cierres épicos y arribos a la etapa final con la fortaleza que todos pensaríamos sería suficiente para alcanzar el trofeo. Es decir, este equipo conoce de memoria las rutas a la Liguilla, ha hecho de la fase regular un mero trámite, el problema es que no les ha funcionado llegar primero ni saber llegar, como lo sugiere el gran José Alfredo Jiménez, porque el momento decisivo no ha sido suyo, la surte les ha dado la espalda.
El frasco de las esencias azules debe destaparse con cuidado, ya que pueden resultar venenosas. El nivel de expectativas deberá estar controlado y consumido en muy reducidas dosis.
Habrá que recordar que Cruz Azul es un vendedor de ilusiones y estás han sido directamente proporcionales al tamaño de sus tropiezos. Además, apenas llevamos ochos jornadas y, en este bipolar futbol, todo es pasajero y momentáneo. Pronosticar se convierte en una actividad de alto riesgo.
Si pasan por la grada 24, ahí nos vemos el viernes.