El meldonium es un fármaco recomendado para combatir la insuficiencia cardiovascular (isquemia), aunque la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) lo incluyó el pasado 1 de enero en la lista de sustancias prohibidas.
Creado en 1976 por el médico letón Ivar Kalvinsh en un instituto de investigación soviético, el meldonium permite que el corazón soporte grandes cargas de trabajo intelectual o físico, se trate de estudiantes universitarios, profesionales liberales o trabajadores de la construcción.
Según Kalvinsh, este preparado mejora notablemente el riego sanguíneo y combate la falta de oxígeno (hipoxia), lo que reduce notablemente la posibilidad de un infarto o una trombosis, especialmente en el caso de adultos y ancianos.
En el caso de los deportistas profesionales, el consumo de este fármaco protege el corazón durante las fases de entrenamiento más intensas.
En su opinión, el Meldonium salva vidas y también hubiera salvado el corazón de los deportistas que murieron súbitamente en el campo o en las pistas en los últimos años debido a problemas cardíacos no diagnosticados.
No obstante, niega que esta medicina mejore el rendimiento físico de los deportistas y considera aberrante que la AMA la haya considerado una sustancia dopante.
De hecho, aseguró que piensa dirigirse a ese organismo para pedirle explicaciones y exigirle pruebas médicas que justifiquen esa decisión.
La tenista rusa María Sharapova admitió haber consumido Meldonium durante los últimos diez años por motivos médicos, entre otras cosas por su predisposición a la diabetes, electrocardiogramas irregulares, deficiencia inmunológica y falta de magnesio.
No obstante, la AMA decidió prohibirlo tras recibir unos alarmantes datos que confirmaban su uso muy extendido entre los deportistas profesionales del espacio postsoviético.
Y es que, según reconoce el propio Kalvinsh, el Meldonium sólo está patentado y se comercializa en esta zona del mundo, ya que en Europa es prácticamente desconocido y en Estados Unidos ni siquiera está registrado.
Según la prensa alemana, la última alarma se disparó cuando un 17 por ciento de los análisis de sangre realizados a deportistas rusos -724 de 4316- mostraban rastros de Meldonium.
En el caso de los deportistas de todo el mundo, un 2.2 por ciento consumía ese preparado, según el laboratorio antidopaje de Colonia; aunque en los Juegos Europeos disputados en junio de 2015 en Bakú, ese porcentaje ascendió al 8,7 por ciento.
Especialistas occidentales consideran que el Meldonium reduce el agotamiento físico, acorta el período de recuperación después de grandes esfuerzos, mejora el rendimiento muscular y, por tanto, la calidad de los entrenamientos.
Según la prensa rusa, esos fueron los motivos por los que el Meldonium fue incluido por la AMA en la lista de sustancias dopantes junto a las hormonas y otros moduladores del metabolismo, cuyo consumo está prohibido, incluso fuera de competición.
Esto se contradice con la práctica en Rusia y otras antiguas repúblicas soviéticas donde el Meldonium se puede comprar sin receta en cualquier farmacia y es recomendado no sólo a adultos con problemas cardíacos crónicos, sino también a embarazadas.
Además de Kalvinsh, otros médicos y especialistas rusos, así como el ministro de Deportes del país, Vitali Mutkó, consideran que el Meldonium no mejora en ningún caso el rendimiento del atleta que lo consuma, aunque sea con asiduidad.
Al contrario que en otras ocasiones, la prensa rusa ha preferido no esconder la cabeza y el diario deportivo Sport Express profería hoy un sincero mea culpa al incluir en su portada las fotos de cinco deportistas en la lista de dopados con Meldonium.
Además de Sharápova, dieron positivo los patinadores Semión Elistaratov, campeón olímpico en pista corta; Pável Kulizhnikov, cinco veces campeón mundial; y Ekaterina Bobrova, campeona olímpica por equipos en danza sobre hielo.
A estos se sumó el jugador de voleibol Alexandr Markin y hoy mismo la también patinadora Ekaterina Konstantinova, campeona de Europa en relevos en pista corta.
Rusia teme que este escándalo, sumado a la actual suspensión de la Federación Rusa de Atletismo por connivencia con el dopaje antes, durante y después de los Juegos de Londres (2012), deje a una de las mayores potencias deportivas del mundo sin Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.