TORONTO. A los seis años la mexicano-canadiense Pamela Alamilla Jiménez ya sabía multiplicar y en la primaria mostraba un coeficiente intelectual un año más avanzado.
En primero de primaria comprendió cómo se calcula el volumen y en sexto sabía cómo se calculan las rayas rectas.
En tanto, Andrea Villanueva Méndez, nacida en México y crecida en Canadá, siempre mostró una inclinación precoz hacia los problemas mundiales.
Para celebrar su noveno cumpleaños invitó a su casa a unas amigas a ver películas. A las pocas horas las niñas ya se querían ir pues las cintas eran sobre la Segunda Guerra Mundial y los sobrevivientes de los campos de concentración.
En el cuarto año de primaria estas niñas fueron identificadas por el sistema escolar canadiense como gifted (superdotadas) y canalizadas a programas especiales.
En Canadá no existe un Ministerio de Educación federal sino que hay Ministerios en cada una de las 10 provincias y tres territorios. Sin embargo, en Grado 4 se aplica un sistema para detectar a temprana edad a esos niños superdotados, brillantes, especiales.
Adicional a los reportes de los maestros sobre algún niño brillante, en el cuarto año de primaria todos los niños realizan un examen de conocimientos para medir su coeficiente intelectual (IQ).
Los niños que son detectados por tener un 2% en promedio arriba del IQ general (130 puntos) son identificados como estudiantes gifted.
En Ontario, la provincia más poblada de Canadá, el Ministerio de Educación define el término gifted como un “inusual grado avanzado de habilidad intelectual que requiere de una experiencia de aprendizaje diferenciada más allá de la educación regular para satisfacer el potencial de aprendizaje del escolar”.
Entre 1990-1991 los niños gifted de Ontario fueron el 1.75% de la población escolar, según un estudio sobre salud infantil.
Diana Avon, de la Asociación de Niños Brillantes de Ontario, explicó a Notimex que con base en datos del Consejo Escolar de Toronto en el 2012 seis mil 136 estudiantes fueron identificados como sobredotados, de los cuales tres mil 809 fueron registrados en programas especiales para ellos.
Resaltó que los niños gifted fueron el 2.4% de todos los estudiantes del Consejo Escolar de Toronto.
Un estudio elaborado por el psicólogo británico Richard Lynnb y el científico Tatu Vanhanen coloca a Singapure, Corea del Sur y Japón entre los primeros lugares con el más alto coeficiente intelectual, quedando Canadá en el número ocho y México en el 19.
“Cuando a Pamela la detectaron como niña gifted nos llamaron a una junta con maestros, psicólogos y coordinadores del programa Gifted para explicarnos las opciones para atender su demanda educativa”, explicó a Notimex Ariadna Jiménez, madre de Pamela.
“Ella tiene un grado de madurez más amplio, es capaz de involucrarse con temas más avanzados y que posean un reto para su mente, por ejemplo entender cómo funciona una máquina; normalmente tiene muchas preguntas más técnicas y sofisticadas”, agrega su padre Álvaro Alamilla.
Estos niños superdotados siguen yendo a la escuela regular pero una vez a la semana son congregados en otra escuela para darles niveles avanzados de conocimientos e involucrarlos en nuevos retos.
El sistema escolar ofrece estas actividades gratuitamente, aunque hay escuelas privadas, que cobran 12 mil dólares al año o más por educar a estos niños brillantes.
Pamela Alamilla nació en Calgary, y ahora vive en Toronto, junto con su hermana Katia y sus padres, inmigrantes mexicanos, él un ingeniero civil y ella ingeniera en computación, los dos con maestrías.
“En grado seis mi papá me enseñó cómo se calculaban las rayas rectas y eso apenas lo estoy aprendiendo en grado 9. En grado 1 sabía ya calcular volumen y eso lo enseñaron hasta grado 5. Siempre le preguntaba a mi papá cómo es que se calcula algo y me enseñaba”, comentó Pamela en entrevista.
Recuerda que en grado 4, seleccionaron a cinco de 80 estudiantes para el programa Gifted, siendo ella uno de ellos.
“El programa me gusta porque los maestros nos ponen nuevos retos. Ahí encontré a otros niños que les gustaba aprender y éramos buenos resolviendo problemas”, dijo Pamela, quien quiere estudiar robótica o medicina.
Pamela habla perfectamente español, inglés y francés. En este último fue premiada al terminar el segundo año de secundaria, de entre 110 alumnos.
Aclara que los niños superdotados “no es que sepamos de todo, sino que nos cuesta menos trabajo aprender, por eso nos aburrimos en clases regulares y demandamos más retos”.
“En el programa Gifted había un niño que era excelente en Geografía, te podía decir las ciudades y su población, a mí eso me cuesta trabajo, pero se me dan más fácil las matemáticas, ciencias y francés”.
A sus 15 años Pamela sabe que su diferencia con los demás niños radica en que disfruta mucho ir a la escuela y aprender más cada día, aunque con modestia aclara que ser gifted no es ser más inteligente sino que “eres más creativo para resolver problemas”.
“La inteligencia se desarrolla con el programa Gifted. No somos genios, somos como cualquier estudiante, pero pensamos de otra manera”.
Por su parte, Andrea Villanueva, quien desde México fue identificada como “niña Índigo” por sus cuestionamientos hacia temas como injusticia social, fue seleccionada como gifted, probó el programa pero decidió buscar su propio camino.
“Más que ser sobresaliente en ciencias o matemáticas, Andrea siempre mostró interés en temas sociales, le preocupaban los desvalidos, los sin casa, los derechos humanos y conforme fue creciendo fue agregando luchas como la equidad de género y la diversidad sexual”, explicó su madre Silvia Méndez.
Añadió que al ingresar al programa Gifted sintió que le elevaron los niveles de matemáticas y ciencias y que como eso no era su fuerte se desanimó y perdió interés, pues lo que verdaderamente le inquietaba eran los problemas sociales, las injusticias.
Actualmente, Andrea tiene 18 años, cursa el segundo año de la carrera de Cine en la Universidad de York y ganó un premio por iniciar una campaña en defensa del derecho de las estudiantes a vestirse como quieran.
El Sindicato de Profesores de Ontario le otorgó el premio “Joven destacada”.
Además de ser voluntaria en un programa de alfabetización en un centro comunitario, Andrea apoya la campaña en las universidades contra la violencia a las mujeres.
Los padres de estas jóvenes coinciden en que es bueno que haya programas para atender a los niños superdotados, aunque destacan que lo mejor que quieren para sus hijas es que “vivan la vida”.
“La escuela ya está haciendo lo suyo en lo académico, así que a nosotros como padres no toca tratar de darle un balance en su vida, que disfrute su juventud. Apoyar su parte gifted sin que pierda su juventud, sin que deje de tener una vida regular o disfrute de la vida”, dijo Álvaro Alamilla.
En tanto, Silvia Méndez periodista y locutora radial mexicana, señaló que para ella era más importante que Andrea aprendiera a socializar en un mundo más normal.
“Además de preocuparse por lo social, para mí era más importante que pudiera ir a una fiesta y divertirse”, señaló. DM