A raíz de dos eventos el peso mexicano revirtió su rápida depreciación que alcanzó 11.0% en las primeras semanas del año, al ubicarse en un mínimo histórico contra el dólar estadunidense de 19.44. El primer evento fue la búsqueda de un acuerdo entre productores de crudo para “congelar” la producción diaria en niveles de enero. Este acuerdo inicial fue firmado por Rusia, Arabia Saudita, Venezuela y Qatar y actualmente se maneja la posibilidad de que se dé una reunión en este último país en abril que incluya a miembros y no miembros de la OPEP. Por esto los precios recuperaran terreno de manera rápida desde los 26.5 dólares en el caso del WTI hasta niveles actuales alrededor de 40 dólares. En el caso de la mezcla mexicana pasó de sus mínimos de 18.80 dólares a niveles superiores de 32 dólares.

 

El segundo evento fue la decisión de la SHCP y del Banxico de un ajuste fiscal y monetario. Por un lado, un recorte entre gasto corriente e inversiones por 132 mil millones al gobierno federal, Pemex y CFE. La petrolera ha sido la más afectada en este rubro ante la caída en ingresos y su rentabilidad claramente negativa.

 

El aumento en la tasa de interés de 50 puntos base que llevó a la tasa de referencia de 3.25% a 3.75% y el valor de la TIIE por arriba de 4.0%. Una medida difícil pero efectiva por ahora para reducir el riesgo de salida de flujos de extranjeros en forma significativa. Aun así, en lo que va del año, en la tenencia de extranjeros en mercado de dinero estamos viendo una salida de dos mil 710 millones de dólares.

 

La tercera medida y muy importante fue el cambio en la operación del Banxico en el mercado cambiario de eliminar las ventas de dólares con precio fijo y ahora aplicar un mecanismo de intervención discrecional con lo que se reduce el tema especulativo.

 

Así, el peso mexicano ha regresado desde 19.44 a niveles de 17.40, lo que equivale a una apreciación de 10.5% y con ello registrar en el año una depreciación de casi 1%, que aún sigue siendo pesada para las condiciones de la economía y que ha afectado la confianza al consumidor y del inversionista por un lado y los riesgos de transferencia de precios al consumidor final por otro.

 

¿Hasta dónde se podría esperar una mayor apreciación en el corto plazo?

 

Hemos señalado la zona de 17.60 pesos por dólar en el mercado interbancario como un posible piso. A raíz de las decisiones de bancos centrales y en especial de la Fed, que redujo sus estimados de crecimiento e inflación el miércoles, el dólar perdió terreno frente al resto de las divisas y el peso mexicano se ha beneficiado de este movimiento. Así, el peso cotiza en niveles de 17.40 pesos por dólar y podríamos pensar en alguna extensión –sólo de corto plazo- como un máximo a niveles de 17.25-17.15 donde veríamos ya una mayor estabilidad con techos entre 18.10 y hasta 18.60.

 

El mercado espera por un lado conocer la capitalización de Pemex, si será con parte de los excedentes del Banxico (pudiera ser hasta 30%), además de otros recursos del gobierno federal.

 

Tener “controlado” el tema de esta paraestatal seguramente daría una respuesta positiva en las presiones de sobretasas que experimentan muchos de sus papeles de deuda, pero también podría hacerlo hacia el resto del mercado y a la tasa riesgo país de México con lo que el peso mexicano podría también beneficiarse un poco.

 

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