BUCAREST. El transporte público como lugar de cultura, de interacción social y de comportamiento cívico. Esa es la idea detrás de la original iniciativa de instalar en los tranvías una pequeña biblioteca a disposición de los viajeros en una ciudad rumana.
Desde diciembre pasado, los pasajeros de las líneas de tranvía 1, 3, 8 y 13 de la ciudad de Iasi, en el noroeste de Rumania, pueden tener la suerte de ver aparecer en la parada un llamativo vehículo, pintado de azul y con los rostros de famosos escritores rumanos o con portadas de libros.
Son los dos vagones-bibliotecas que funcionan gracias al esfuerzo de Eugen Benea, un amante de la literatura que quiere promocionar la lectura, sobre todo entre los jóvenes, en su ciudad.
“A lo mejor conseguimos que los jóvenes renuncien al excesivo uso del teléfono móvil y se reenganchen a la lectura”, explica Benea en declaraciones a Efe.
El rumano, de 63 años, es creador de otra iniciativa que consiste en dejar un libro en un banco de la ciudad para que los transeúntes saboreen la lectura mientras descansan un rato.
La iniciativa del “Tranvía de la Literatura”, que tiene como eslogan “Léelo, disfrútalo y vuélvelo a dejar en el asiento”, arrancó con solo quince obras donadas por el propio Benea.
Su éxito ha tenido tal alcance que hace un mes se amplió a un segundo vehículo, gracias al apoyo de la Asociación de los Apasionados del Transporte Público Tramclub.
La regla más importante pasa por que el viajero tenga cuidado con el libro, ya sea tanto en el tranvía como si se lo lleva a casa, y lo restituya en buenas condiciones.
Y, a ser posible, que done algún ejemplar para ampliar la oferta de estas bibliotecas móviles.
En el tranvía no existe bibliotecario en sí, ni nadie encargado de su organización, de modo que los impulsores apelan a la generosidad y al comportamiento cívico de los pasajeros.
“Querido lector: me alegro de transmitirle que puede tomar prestado un libro de la Biblioteca del Tranvía de la Literatura. Por favor, después de que lo haya leído, devuélvalo. Otro amante de la lectura lo necesitará”, reza la primera página de todas las obras disponibles en los tranvías.
El perfil del potencial lector es el de un joven que no levanta la vista del móvil durante su viaje en el tranvía.
Es que el Tranvía de la Literatura quiere sustituir la lectura superficial en el móvil con la profundidad de sumergirse en un Obra literaria.
“El tiempo pasa más rápido, reconocen los pasajeros”, asegura a Efe Silviu Teodor-Stanciu, presidente de Tramclub, quien cree que se trata de una excelente idea para atraer a los jóvenes que se limitan a leer lo que aparece en las redes sociales.
“Muchos ya nos han comunicado que incluso piensan donar libros que tienen cubiertos de polvo en sus casa”, prosigue.
Los dos tranvías con las estanterías llenas de títulos literarios carecen de una ruta fija, sino que van cambiando entre distintas líneas, entre las 5.00 horas y las 23.00 horas, para poder llegar así a un público lo más amplio posible.
“Si observamos que sigue teniendo una buena acogida, nos plantearíamos extender esta iniciativa a otros medios de transportes”, cuenta a Efe Adrian Mihai, portavoz de la Red Autónoma de Transportes de Iasi.
Mientras tanto, la asociación Tramclub ha pedido que aquellos que deseen apoyar esta iniciativa cedan también libros para que las estanterías nunca se queden vacías.
“Sólo deseo que devuelvan las obras cuando los usuarios hayan terminado de leerlas”, concluye Benea.