La pasión no se puede esconder. Inspira y se transforma en cosas maravillosas. La historia de Manuel Louzada, enólogo de Numanthia, es fascinante. Nació en Portugal. Es la cuarta generación de una familia productora de vino.
Me cuenta que a los 5 años su abuelo le dio su primer sorbo de vino: un espumoso tinto de la región de Bairrada. Tenía el sueño de que uno de sus nietos se convirtiera en enólogo por lo que siempre le inculcó el amor hacia la vid. Manuel acompañaba a su abuelo en la vendimia y todavía hoy en día el olor a uva recién cortada y del mosto en fermentación le recuerdan a su mentor y abuelo. A sus 13 años se mudó a España por azares del destino, pero lo del vino, lo lleva en la sangre y ha marcado su vida.
Después de estudiar en España, agronomía y una especialización en vinos, regresó a Portugal decidido a formarse e integrarse en el negocio familiar, lo cual hasta el momento no ha hecho, dada la carrera ascendente que ha tenido en el grupo Möet Hennessy.
Inicia su vida profesional explorando el mundo de la investigación, docencia y opta finalmente por encontrar trabajo como director de producción de vino de Oporto en una bodega más estructurada que la familiar, en Rosés LDA propiedad del grupo Möet Hennessy.
Después de dos años, esta marca fue vendida. Sin embargo, su relación con la gran casa de productos de lujo, no terminó ahí. Fue invitado a dirigir la operación de vino espumoso en Argentina y después, poco a poco, encargarse de más responsabilidades, hasta dirigir toda la operación vinícola en Argentina, incluyendo las conocidas marcas Terrazas de los Andes y Cheval des Andes.
Un día, su jefe le pidió que fuera a conocer una bodega ubicada en la región de Toro, en España. Manuel me cuenta que al conocer Numanthia se enamoró del lugar inmediatamente y que quedó sorprendido con el vino que elaboraban en esta región para él desconocida. Al recorrer las viñas por primera vez, me comparte que sentía la energía de las viñas de más de 150 años y confiesa que todavía hoy se le pone la piel de gallina cuando las visita.
Es así como llegó a dirigir esta joya de bodega en el pequeño pueblo Valdefinjas, (con 82 habitantes con una edad promedio de 70 años), en donde las vides también en su mayoría tienen 70 y 100 años. El viñedo, gracias a su situación privilegiada, es de los pocos en Europa que han resistido de manera natural la filoxera por más de 140 años (una plaga que se ha propagado y ha acabado con viñedos milenarios desde mediados de los mil ochocientos).
Ahí, junto con un pequeño equipo de 6 personas, 3 en viñedos y 3 en bodegas, elaboran grandes vinos: el Numanthia y el Termanthia. Ambos vinos han sido reconocidos por prestigiosas guías como la Proensa, revistas de vinos como Wine Spectator y los críticos más exigentes, como Robert Parker quien al vino Termanthia 2004 le otorgó la codiciada calificación de 100 puntos.
Son pocos los enólogos que han tenido a su cargo vinos tan reconocidos y que además cuenten con la experiencia de trabajar con diferentes tipos de vino como oportos, espumosos, blancos y tintos. Normalmente tienden a especializarse, ya que dependiendo del tipo de vino existen procesos y conocimientos muy particulares.
La carrera de Manuel ha sido ascendente. Es evidente que es resultado de la pasión, el amor y el respeto que le tiene a cada vino que elabora. Su filosofía personal (que aplica rigurosamente en todos los vinos que elabora) se basa en la premisa de asegurarse que la expresión del terroir sea más importante que la impresión del enólogo.
Cuando hablamos de terroir en vino nos referimos a viñedos delimitados en donde se presentan ciertas características que hacen que ese vino sea único. Entre los factores que lo distinguen influyen el clima, la tierra, la topografía y hasta la fauna misma del lugar, que hacen que la vid se exprese de una manera única, irreplicable.
A su vez, cuando hablamos de la impresión del enólogo, nos referimos a la forma de elaboración de vino, la manera en que se arman los vinos; si llevan mucha o poca madera; si la maduración se va a hacer en barrica o tonel.
Manuel me cuenta que en el nuevo mundo domina la expresión del terroir en donde éste sobrepasa la expresión del enólogo. Mientras que en el viejo mundo, sobre todo en las regiones que manejan una denominación de origen específica, están sujetos a regulación que hacen que la impresión del enólogo domine, como sucede por ejemplo, en la región de la Rioja.
Para Manuel, el dejar que la vid pueda expresarse y reforzar esta expresión a través de su labor con elementos de complejidad, hacen que sus vinos sean únicos y reflejen el verdadero carácter de la zona.
Aquí no hay magia del enólogo que transforma sabores y aromas, sino respeto y cuidado que enaltecen y hacen que sus vinos reflejen los aromas y sabores que producen estos viñedos centenarios.
Nuestra charla se va como agua. Manuel Louzada tiene un muy buen sentido del humor, es un hombre agradable, ligero. También descubro su vena aventurera. Le encanta bucear. Me cuenta como en Chile pudo bucear en unas cuevas dentro de un glaciar, donde sumergido en sus profundidades dejó de respirar para probar el agua más pura que ha probado.
Sin duda, cuando uno conoce a alguien con tanta pasión, dedicación y que elabora sus vinos con tanto respeto, como Manuel Louzada, te invita a saborear el vino con cuidado. A detenerte a buscar esas características que lo distinguen y que lo hacen especial.
Siempre digo que, para mi en lo personal, cuando conoces la historia del vino y las personas que lo elaboran, saben más ricos, los disfruto más porque en cada sorbo me acuerdo de ellos. Por eso quería compartir esta experiencia contigo, para que si tienes la oportunidad de probar este delicioso vino, lo hagas, recordando esta historia que he compartido contigo esta semana.
Espero que tengas un maravilloso domingo y recuerda, hay que buscar el sabor de la vida.
@anasaldana
Numanthia
Lo puedes encontrar en La Europea, La Naval y Mundo Gourmet (La Castellana) entre otras tiendas especializadas.
Que no te puedes perder. Esta semana el Canal Once arranca con nuevo programa llamado Diario de un cocinero; una serie de televisión de ocho capítulos sobre lo que hay detrás de la cocina del gran chef mexicano Enrique Olvera, a través de la mirada del cineasta Juan Carlos Rulfo. Se transmitirá semanalmente a partir del viernes 20 de abril, a las 19:45 hrs. con repetición los domingos a las 18:30 hrs.