GAZA. La franja palestina, que desde 2007 está gobernada de facto por el grupo islamista Hamás, acoge de forma casi clandestina rimas reivindicativas a través del rap y busca con ello romper, de forma simbólica, el bloqueo israelí.
Ibrahim Ghoneim, un rapero gazatí de 24 años que escribió su primera canción en 2005, cree que esta música “podría ser un paso para romper el bloqueo israelí y la dolorosa experiencia que la población de Gaza sufre en los últimos diez años”, explica a Efe.
Este artista es autodidacta y se acercó al mundo del rap a través de Internet: “Me encontré (en la red) con Eminem y a partir de ahí seguí”, explica el palestino, cuyo nombre artístico es MC Gaza.
Aunque para los más conservadores se trata de un fenómeno foráneo y censurable, lo cierto es que el rap tiene su tradición en Gaza, donde llegó de la mano de un grupo de jóvenes raperos palestinos provenientes de Túnez, Argelia y Líbano tras la firma de los Acuerdos de Paz de Oslo y el establecimiento de la Autoridad Nacional Palestina en 1994.
La primera canción de rap fue producida en 1999 y hablaba, como muchas que hoy siguen anhelando lo mismo, del sueño de un estado palestino.
El rap es todo un desafío en Gaza, donde el gobierno de Hamás la considera “un fenómeno occidental extraño”, afirma Ghoneim antes de añadir: “No es fácil ser rapero en Gaza, hay poco conocimiento y aprecio por el rap y no lo consideran un arte”.
El rapero tiene prohibido actuar en los dos escenarios que hay en Gaza, asegura que las autoridades dicen que no está permitido porque el rap no es arte.
Además, lamenta que el gobierno islamista “censura a los artistas y destruye cualquier material que no se ajuste a sus normas conservadoras”.
Desde que Hamás tomó el control de la franja en 2007 ha impuesto gradualmente normas de la sharia o ley islámica, especialmente sobre la población femenina, como llevar el hiyab (pañuelo) en espacios públicos o impedir que vayan solas a los cafés a fumar hookah (pipa).
Pero Ghoneim lo tiene claro. “El rap se ha ido extendiendo por todo el mundo y Gaza es parte de este mundo”.
Su acercamiento al universo del ritmo y las rimas reivindicativas ha sido poco ortodoxo, pues antes de convertirse en rapero pensó en unirse al islamismo, tomar las armas y luchar contra Israel, para después cambiar de idea y decantarse por un arte con el que dice busca “comunicar al mundo exterior lo que está pasando en Gaza”.
“Un mártir da paso a otro, una viuda llora al lado de la esposa de un preso cuya hija herida trata de ponerse sus ropas de fiesta”, resuena en el tema titulado “Mi tierra extraordinaria”, donde Ghoneim plasma cómo fue testigo de la segunda Intifada palestina, tres guerras en Gaza y las revueltas en Egipto.
Este ambicioso cantante, que ya ha hecho temas con raperos de Argelia, Dinamarca y Palestina, no encuentra obstáculo en el veto de su entorno, “no voy a renunciar a mi deseo de convertirme en un artista internacional, afirma tajante a Efe.
Pero Ghoneim no es el único, otros jóvenes de Gaza se atreven a dar un impulso a la reivindicación palestina a golpe de rap.
“Queríamos hacer algo lejos de la violencia”, explica por su parte Ayman Mghamis, un rapero que llegó a la franja procedente del Líbano en 2001, durante el segundo alzamiento palestino o Intifada.
En sus temas habla del bloqueo israelí, pero también de la situación diaria de Gaza y de las altas tasas de desempleo entre su población.
“Quiero vivir en un lugar en el que pueda decir no sin ser atacado, quiero vivir y morir normal” exige este rapero en “Gaza Poster”, un tema donde critica a Hamás de forma indirecta y sutil.
Se suma al grupo de raperos intrépidos Monem Awad, conocido como “Fawda” -en español caos-, un artista que entona temas más agresivos, como en su último videoclip, titulado Intifada, donde pueden verse lanzamientos de piedras y la quema de una bandera.
Ghoneim sueña con traspasar fronteras y convertirse en el “Eminen de Gaza”, Mghamis intenta salir de la franja con su familia, de momento sin éxito y Awad quiere seguir el camino de su hermano, que ha conseguido emigrar a Noruega.
El rap gazatí, en sus casos, busca un mejor lugar a donde llevar las reivindicaciones de su pueblo.