LAS VEGAS. El regreso del ex campeón filipino, Manny Pacquiao, para enfrentarse por tercera ocasión al estadunidense Timothy Bradley, campeón de peso welter de la Organización Mundial de Boxeo (OMB), está llena de interrogantes sobre su verdadera condición física, su futuro y si realmente se encuentra en el umbral de la retirada.
Si se tiene en cuenta lo que dijo en la rueda de prensa que ofreció en el MGM Grand Garden Arena de Las Vegas, donde se celebrará la pelea, Pacquiao, de 37 años, sonó con un tono de nostalgia y despedida al agradecer su ayuda a un sinfín de personas que han estado con él durante su carrera.
Incluso, habló de la inspiración que puede ser su trayectoria profesional para futuros deportistas y lo mucho que le ha dado el boxeo desde que hizo su primera pelea en su natal Filipinas, por la que le pagaron unos 20 dólares, hasta convertirse en millonario.
Dinero que, de acuerdo al propio Pacquiao, en su mayoría es donado para que en Filipinas se puedan construir casas que sirvan de vivienda a muchas personas que, como él en sus inicios, no tienen nada y les toca comer y dormir en la calle.
Sin embargo, reconoció que sin la ayuda de muchas personas, entre ellas el promotor Bob Arum, no hubiese sido posible su triunfo como deportista, profesional y mejor persona. Esta vez, Pacquiao se tendrá que conformar con una bolsa “pequeña”, ya que el dinero que tiene garantizado es de “sólo” siete millones de dólares.